Transeúntes
Josep Sou
en el abismo de un vaso de plástico
se reúne el poso miserable
el hambre infinita
canon necesario de la resistencia felina
es la fuerza en la construcción de la membranza
también el derecho a la dura parcela del bordillo
donde los dioses pisan el rastrillo bastardo y herido de infortunio
las ausencias
el naufragio de la esperanza
muerte del capitán de un barco parado en el puerto de las avenidas
sin transeúntes
en el mundo
el sol
contra los cristales de los grandes edificios
y pintado en los muros de los cementerios saciados de soledad
castigo
en el arco que hace la espalda
después de una larga jornada y de los quehaceres diarios
la madera asegura el tanteo inquietante de la abuela
que se desangra en horas imperecederas
mientras las bocinas abuchean el viento roñoso
y cala la lluvia fina
pero viven en la voz del silencio
un extracto melódico de canción y de firmeza
y la tensa metalurgia del aire
contra el asfalto de la victoria
desde la ventana
el aire levanta el destino de los hombres en un todo inmenso vertiginoso
y el tráfico quizás se manifiesta despierto porque es la hora punta
de un día cualquiera
fantástico para entregarse por alegrías
medio coche
yema ácida
la puerta derecha hecha abolladuras
y el volante que nunca deja de girar
en frenética circunferencia
emancipado de la vida gris de los proscritos
contra la fama
la cantata de los disidentes
contra la angustia
el reino de las palabras absolutas
contra la pereza
los tragos de cazalla de bajo precio
el grupo de los desheredados como la cola del reptil
furiosa rompe la superficie
salmo del miedo
el corazón y las llamas
las costuras de la tarde
menester y sacrificio
el préstamo se ha hecho del polvo más fino
que irrumpe en medio de la quimera
pero los ojos vigilan en la noche sin mudanza estricta
sólo hace falta poner la mesa
para festejar la miserable migaja de los desechos invisibles
frente por frente los viejos epicúreos ya no prueban el trigo ni la
harina
elogia los desposeídos
tiesa miseria que gasta las palabras más baratas
los inmutables códigos secretos
bajo el cancel un terremoto viaja por las arterias
secas de cal y ritmo laborable
testimonio de la historia de todo tiempo
llueve la moneda magra del pan diario
en la desnudez de la panza vacía de un niño cualquiera en la calle
mañanera la lucha
siempre intensa también por la noche
escalofríos de emoción al pedazo que resbala por las manos heladas
a cada instante que pasa
un montón de horas
distancia inmensurable
un no puedo más
y un ¡ay!
cantos de sirena para el nuevo odiseo que viaja a ninguna parte
los postes de la barcaza son agujas de mármol
secuestrado en el templo de marte
sangre y derrota
para el autobús sólo son precisos unos céntimos
y el salvoconducto necesario que permite el trayecto efímero
que va desde el cajero automático directo al infierno
torturan la fantasía con mensajes demasiado elocuentes
de tanto rutinarios un poco cínicos
porque la ambigüedad duele a quienes la miran encantados
ciudades deshabitadas y sin crepúsculo
todo de luces y prendas
satisfechos de gloria en los mercados del sexo pagado
neones rojos anuncian el precio de la inteligencia
al servicio de la ansiedad hecha ganancias
y poco más
vestales de pechos turgentes elevan ante el ahora de los sacrificios
humos cromáticos
disueltos al abrigo de la noche profunda
la circulación es la esclavitud útil para el hambre de tantos y tantos
que no prueban la grasa untuosa que alimenta la rabia
libres de deudas pero
no mirarán pelo ni señal
solamente el fuego sagrado de la revuelta
el silencio construye la nueva máquina de vigilar
porque el augurio es bien difícil como incierta es la pena
después de la tormenta
sonoridades nacidas de la boca del lobo
en el cuento eficaz de la caperucita roja
demonios disfrazados de ángeles custodios
en los andenes orbes de los hambrientos
canciones que nunca dirán la verdad
porque la razón última filtra la voz de la melodía
a las radios antiguas de botones dorados
pero de plástico
rebosante universo
despiadada sentencia
de las cosas inútiles
que llenan el saco de buenos mendrugos
por los agujeros del cáñamo se sale la vida
y la buscas por la noche
en el refugio de la escala
la nadería ha hecho camino
entre pálidas luces artificiales
bajo un rótulo azul
la ramera de pechos salvajes
fuma por los codos un fortuna light
que poco a poco la mata
dicen
untar el pan en el café tibio cada mañana es ya un privilegio
al alcance de muy pocos
como probar el perfume de la leche caliente a sorbos medidos
la conquista primera del día
renunciaremos a lo ancho y a lo largo a Proust
y a la fantasía
y en las magdalenas satisfechas del horno vecino
una buena noticia será el cambio de moneda
que tendremos que ofrecer
a los conversos de la gloria estampada en papel prensa
negro sobre blanco
cada mañana
cada día
a cada instante presidido por la irresistible fuerza de la costumbre
los eunucos hacen la guardia a las puertas del harén
maquinaria de los sátrapas
y guardan la resistencia de los sexos calientes
al calor de la luna llena
un mundo de miradas que van y que vienen
brazos desnudos y cruzados
dispuestos a intentar el viento que arrastra los nombres
de quienes vivirán la pasión del amor furtivo
no seremos más que carne
a lomos del convoy que visita las tiendas
cada mañana la lonja
de aquí para allá en arrebatada diáspora
a hombros del matadero
ofrecemos el ojo perdido de la muerte reciente
ríos de pasajeros de un nada avanzado en horas
calles arriba por las laderas de las flores marchitas
y dejados caer sobre un mármol blanco
ahora rojo de duelo festivo
brandas el machete arriba y abajo abriendo camino
salvaje en el destrozo de los puentes selváticos
cuando la inspiración te visita a las tantas de la noche
y la oscura revienta los contornos y las apariencias
a veces las canciones primeras hacen fortuna
porque el canto inmaduro dice verdad como hay hambre
de un mundo ligero y sin indigencias
a puñetazos rompemos el aire avaro
y gritamos fuerte desde la sacudida y la guerrilla
puños duros como el hacha que tumba el árbol
carcomido de leyendas
justo en la acera
encima de los perros abandonados
diremos que vive el hombre mendigo
vencido por la mudanza
millones de ojos al abrigo de las emociones
y del consuelo de la lavadora que les hará la colada
blanca como la nieve
con el perfume delicado del menester
llamas
o la cruda realidad de los neones que anuncian
desde el edificio más alto de la ciudad
el whisky más caro
y la valquiria que se la traga los labios lascivos
haciendo hambre
un disparo al aire
un latigazo desde la esquina
espeta los peatones contra la desesperanza
pero
siempre toca
todos los días toca
el cupón
hay miradas y formas de mirar
todos miran
pero sólo algunos ven
las miradas tienen colores
los de los ojos que se prestan
una vez lograda la libertad de elección
mirar por mirar cansa
vale la pena de ver como se mira
sin la disciplina del espejo
que jode la mitad del discurso
y del encanto
se desahoga el día muy lentamente
y los colores se agachan
el agujero oculto de la penumbra
todo de misterios
aquí y allá los niños reclaman su parte en el juego
de liberar chispas de pensamiento amargo
y codas de versos nunca dichos todavía
la química de los pigmentos
nutren cantos de esperanza
aunque el hedor de los aromas que secuestran el salmo impúdico
que despega cimero por los alrededores
la razón
repica fuerte el vacío de la campana
mientras el tiempo niega la luz de la tarde
frágiles recuerdos se precipitan en el vaso auroral
ganando la soluble causa de los mendigos
la cuchara remueve el brebaje y estimula el torbellino
que afloja primero la sal
después el azúcar
hasta dejar el veneno suave al gusto y transparente
cuestión de músicas celestiales
y de canciones que hacen daño al corazón
en la puerta del suburbano los literatos hacen destellos
la boca torcida de clamar un solo verso
y se mueren de vergüenza
un hilo queda tan sólo
la vida se apaga
o se desliza muy lentamente al río burbujeante del oxígeno
la angustia una constante que cabalga
el vuelo de la crin blanca como la cera de la vela
quizás sea el río mirífico que alienta en todo momento
o el lago de narciso reavivando la caricia en el rostro
y las manos extendidas en la superficie aquietada de las aguas
no lo sé muy bien, pero me parece una senda conocida
y juro que no la he pisado nunca aún
por la noche todo parece inmenso
las horas se confunden con los segundos
y los segundos con la liturgia de los adioses
en un vasto mundo de transeúntes lamiéndose las heridas
de la desconfianza
demasiado sufrir para sacar tan poco
de esta vida tiesa
enfundados en la carcasa purulenta del cuerpo
y tratando de no tropezar
distraídos
con el pobre perro del ciego que pide el caldo caliente
de cada día
jadeo agitado
los tragos de aire no sacian más mínimo
y nosotros
todos
alentamos de manera furtiva
para no herir la sensibilidad de aquel que muere sin saberlo
todo es cuestión de contraste
a la hora de la siesta
mientras se duerme la enfermedad relincha la yegua de la vida
en el centro justo de la plaza
en el corazón de los océanos
a los gritos de los niños que juegan
al ruido medular y sin franquicia
los ejes mecánicos y los rodamientos
unas cuantas ramas y cuatro hojas
inventario de un bosque quemado por el fuego de la nostalgia
la lluvia ya no cala la tierra que pasa sed y se rasga
harta de llantos
tan acostumbrada como está en este tiempo de falsas epopeyas
olas de polvo se cuelan por las esquinas de la ciudad en obras
y una eufémica noticia los rótulos mudos de las fachadas
concluye que restamos bien muertos al silencio del mediodía
la muerte como el sueño diario
sirenas enmudecidas
que confirman la pena del silencio
si nos miramos la manía productiva
y la niebla se inspira en la ciencia de la forma
afirmando la migración del entusiasmo perpetuo
dentro de la lata de atún con aceite de oliva virgen
contra el muro sin ventanas
el cartel que anuncia la revolución aún en marcha
toda una suerte para la información visceral que vuela
cuatro gotas sólo y parece el gran diluvio
el aroma a tierra mojada es un encanto
que sólo vivimos unos días
menos mal que tenemos el barquito a punto para pasar la
riada
pues la visión se nos desata y tomamos chaparrón por trance
las cuatro barras
y el catalán preside la escena
desde levante hasta poniente en continuo cromático y auditivo
los turnos para los contornos
y las excusas hacen imposible el milagro
de vivir mecidos por la host cantante
giraremos cola hacia la historia y saldremos por patas
porque a veces hay que repetir la escena
sólo sea por la bondad de la obra
bien acabada
cada vez más el silencio se hace fuerte
y las salpicaduras blanquean de sal las palabras sin eco
un montón de virutas no obstante a la madrugada
miden el fuego sagrado del entusiasmo
desnudo en la carrera del sol
como si el ocaso aún no hubiera venido a visitarnos
cultivos de la desgracia en este mundo de sometidos
en las calles sin futuro
las vírgenes ya no cantan
y si lo hacen no tocan la fibra cordial de los desaparecidos en
combate
y sin respuesta
queda ya dicho en los libros sagrados
amaos unos a otros como yo os he amado
pides nanas para los perros
tan amigos como son de los hombres
mimos y pellizquitos panza arriba
aspirando el olor del vino rancio en la botella del desheredado
un millón y pico a la larga cola de los poetas
clamando la grandeza de un solo verso memorable
para cantarlo en noches de comedias
por las esquinas a oscuras de la ciudad
un solo verso siquiera
bien poco es un solo verso
para mostrar las ácidas vergüenzas
en striptease integral
del sexo más vale ni hablar
los versos dibujan a sus anchas
y despeñan la carne vulnerable
de la escasa cuerda que baja tierna antes que no el cubo
rueda y rueda y rueda y rueda la esfera capital
cuesta abajo
tercamente busca el blando agujero para detenerse
definitivamente a la madriguera nutricia de la vida
se anuncian trastos extraplanos
de frecuencia múltiple y sin enchufes
con antenas incorporadas
y tecnología digital estratosférica
de gigas ni palabra pues no sabemos muy bien lo que son
ahora en la ciudad el fuego se ríe de los juguetes
y quema bajo la ceniza
el vientre ulcerado de la pobreza
atención general y cuerpo a tierra
de pronto el culo tropieza el rastrillo
y hace angustia la mirada de las estrellas
que iluminan tan escaso firmamento
entre edificios de rocas
el campo desierto
olor de fragancias humanas
las axilas lanzan ungüentos de trabajo forzado
contra el pesebre benigno de tanta gente
el ahorro necesario ayudará a la economía
las ganancias en el ejercicio formidable de la bolsa
no malgastan el PIB ni la rentabilidad
productividad arriba como los sexos adolescentes todavía
moderación salarial y en su caso merma solidaria de la
mensualidad
pues quien tiene hambre sueña rollos en la puerta de la iglesia
estando
parando la mano y sin plusvalías
las moscas quieren el obrador de la pastelería en formación
regular
y saca la trompa el machote fornicador
en el reino de bambas y valencianas
abuchean quienes corren disparatados
y las esquinas de la ciudad se convierten en madrigueras sin agujero
quizás antiguos navegantes barbudos y sórdidos
lanzan la cuerda para sacar comestibles blandos
los que no tienen muelas
la revuelta
es como un ballet movido por el viento de tramontana
cuando sopla fuerte aprieta el coraje ensayado
cuando disminuye la acometida sólo la puerta hace tam-tam
así
tam-tam tam-tam tam-tam
un curso elemental de aritmética es suficiente para ser contable
haría falta no obstante reforzar con sales digestivas la comida
cuando tengamos que contar sólo acabados de comer
cuánto hacen seis muertos y tres heridos de pierna
por la gloria llamativa del reconocimiento general
detrás de los cristales vive el desconfiado
que vigía y procura no ser visto
pinta de oscuro la estancia aprovechando la reforma del local
y ríe con dientes cariados una vana felicidad
el mundo no tiene sexo
necesitaría los calzoncillos demasiado grandes
ni piernas para sostener un imperio de barro
ni brazos ni alas ni corazón
ni late libre la carne de la ciudad
a la logia crecen las hierbas entre orines y el asfalto
no hay suficientes manos para el combate diario
unos pocos céntimos son la penitencia
hay un bando solitario rebosante de regueros
pues la lluvia la ha estropeado
discurso escrito por el viento sobre la piedra
si miramos el cielo
quizás veremos águilas rojas de pico oxidado
proyectando sombras sobre los cristales de los mastodontes comerciales
si gorjeamos el interior del cajero automático
el hot dog entre cartones nos devolverá la distancia
y de seguro aboliremos la sed y el hambre en un instante
laureles para el invicto que ha hecho la carrera en escaso tiempo
el jadeo los pulmones y en la boca la ácida espuma
cata de eternidad
marcha triunfal
de rojo la sangre
y de negro la pena
activos en la noche donde ni los dioses nos visitan para hacernos compañía
desgarraremos el papeleo que nos delata miserables románticos sin destino
ni fortuna ni prenda
pero la computadora hierve el frenesí salvaje de la tinta
que rotula a izquierda y derecha sin mirar pelo ni licencia
la letra acompasada
auténtica distancia entre las causas primeras y quien las ejecuta
es demasiado grande el fardo que hay en el andén
para subirlo al tren de las ausencias
a duras penas la máquina tendrá que cruzar de norte a sur el país
del frío
aunque el roce de las ruedas y de las sutiles confidencias
el pincel arrastra el polvo mientras trabaja el blanco del lienzo
poco a poco
sin prisa ni pereza
rutinariamente haciendo pellizcos de humanidad en la carne de las
emociones
clamores
gritos
y silencios
el vuelco ebrio contra el portal
muerto de hambre
la muerte
inútil publicidad silenciosa
los planos generales de la ciudad nos permiten cinco alturas
para el padre
para la madre
y para el hijo
para el columbario santo
y para los de la perdiz municipal
hacen mala cara los peatones en momentos de pánico y sin
custodia
unos rompen en rojo
otros en amarillo
bastantes mudan a verde
los azules son de verga
pero los blancos ahora se han hecho transparentes
los colores no tienen dueño
y son cosas del arte
la descomposición
la escala
canta la estrofa primera de un salmo
dorado de silencios
ahogas el deseo con la arcilla de las avenidas
la plaza harta de parpadeos
antes de que la noche se harte de misterios
y viva la lujuria de los aromas genitales
tocas de rodillas contra el bordillo de la acera
hijo de un consumo inmoderado de soledades
a la hora punta pasa mucha gente y caen limosnas
si haces mala cara y mejor gesto
a sorbos la realidad
con tres cuerdas sólo
el violín canta Vivaldi
los gatos contra las cuerdas
se afilan las garras
y a puñados se sale la música imposible
el suburbano tibio de la gran ciudad
no es cierto que un tiempo malo
prepare uno mejor
si tienes paciencia
el veredicto final marca la trayectoria
de los peldaños que siempre
y siempre bajan
la piel tensa de las mejillas
no es la acción de ungüentos cosméticos
es la mano redentora del viento helado
quien modela el cutis a los tejidos faciales
y sin esperanza