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En la frontera

Jordi Botella

Cuando voy a tu casa cruzo el manantial

Donde cayó el ejército del rey Jaume

En el último golpe de mano sarraceno.

Ante mí esperan riscos y carrascas,

Delante dejo los barrios que trepan

Por los talleres donde pintabas camiones.

Fue así, más o menos, tu escuela:

Con la leche en polvo, el maestro nocturno,

Y un turno doble con descanso dominical,

Aquellas mantillas reflejaban

Garabatos de Alcoy.

 

El empuje los pioneros

Al sobrevivir en medio de las montañas

Subió fábricas que ahora me acompañan

Con el apolillado orgullo de una catedral.

Este camino recusa el tiralíneas.

Este asfalto es como la piel del sacro.

Esta tierra salpica nuestros sueños,

Porque aquí abajo todo cuesta doble esfuerzo.

Cada giro del volante toma una curva

Después de otra.

 

Frente el monte íbero,

Y en la nuca el barranco árabe. Delante de la escama

Donde resbala el caucho hacia poniente,

Y detrás nada.

 

El coche me lleva

A ti como si habitan una cueva

-el nombre que bautiza tu casa-,

La cueva que meten los peces

De los furtivos, las sequías y el invierno.

Ante el sol va a perderse por la Mancha,

Detrás ya anochece entre las sierras:

Vives cerca de la frontera.

 

En el cruce

Donde levantar la cueva amiga alienta

El eco romano de tu mundo y la ley

Que impone la encrucijada de territorios.

Ante el idioma muere en la planicie,

Detrás rige la ley del mediocre.

Restos, pues, en este punto cero y surcan

A solas la noche de los lienzos.

 

Como un pez

Flotando en los pasillos de la roca.

Bajo el barro.

 

Mientras llega un aguacero

Que te lance al mar vivos, llena, la víspera

De quien trabaja el oro entre las prendas,

Corta el cielo y abre la luna de un bocado.

Ante la luz que te mueve la fe en los demás,

Detrás el río que aprieta tu casa y huye.