Ditirambo

La literatura, cuyo lirismo agradece el canto báquico, así como el reconocimiento de una voluntad de modular el ámbito de la poética, puede, y de hecho se trasciende, contaminar el universo artístico plástico también. Se produce una especie de ósmosis sobrevenida cuando decimos acerca de la poética de la pintura, trasladando a la plástica los valores que son próximos, o identifican por naturaleza, el amplio mundo de los versos.

¿Existe, así pues, una realidad pictórica de calado ditirámbico? Puede que sí. De hecho parece existir en numerosas y arriesgadas metáforas compositivas en el universo de la pintura. Y se vertebra a través de temáticas cuya sensibilidad emociona, y se aproxima con el cuidado afectuoso del convencimiento, dirigiendo la mirada hacia donde habita, entre otros, el dolor en sus múltiples formas de representación.

Y la compasión, en tantas pinturas del artista Antoni Miró, nos resulta fácilmente objetivable. De un lirismo extraordinario, de una voluntad y de una fuerza inquebrantable, se aviene el valor que la poética invierte en los márgenes de su pintura. O del arte, porque como interpreta Carducci: “el arte y la literatura son la emanación moral de la civilización.”

Josep Sou