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Percepción y realidad. Gombrich y Antoni Miró entre líneas

Si atendemos una posible deriva en la teoría de la Gestalt “el todo es mayor que la suma de las partes”, podemos comprender, o entender, que en la obra creativa de Antoni Miró, los argumentos quedan francos cuando se lleva a cabo un análisis general de su producción artística. Los sumandos en sus partes constructivas son generosos, pero la totalidad de su obra (ciertamente imperial), posibilita la contemplación unánime de sus atributos.

Una cosa es la asunción que podemos practicar a través del estudio del discurso pictórico global del artista -amplia información a través de la percepción y de la memoria-, y otra el abrazo de la verdad que todo el corpus temático insinúa.

Los mecanismos psicológicos, a la hora de efectuar un análisis riguroso, favorecen el encuentro con la obligación, por parte del receptor, de tomar posiciones, y puede que también decisiones de alcance individual. La realidad que inunda la física de las propuestas, interpela a favor de los objetivos necesarios en el discurso de los hechos vitales.

¿Un hecho cultural? “La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura”, indica Nietzsche. ¿Una realidad concernida por la vocación universal del pintor?

Percibimos la fuerza instrumental como un paradigma. Pero escuchamos la voz de la realidad incorporada a los versos de su pintura.

Josep Sou

Televisió dual 2001 (Acríli i metall s/llenç i traçador 2-200 x 100 díptic) Vivace Antoni Miro