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Un misterio que pertenece a todos y a nadie

Valentina Pokladova

"El misterio no está al principio ni al final. Está en la realidad. Nunca hubo ningún inicio, y no habrá ningún final".
J. Fowls "Aristos"

La pregunta favorita de nuestros tiempos es: ¿Qué es el arte? ¿Cuál es el tema del arte? Hoy en día parece imposible tomar partido respecto del cubismo, del expresionismo, del surrealismo, etc., y ser capaz de afirmar con decisión: esto es arte moderno. El filósofo español José Ortega y Gasset escribió en 1916: "Cada experiencia de preferencia abre un vacío en nuestra alma. No tengamos preferencias. Prefiramos no preferir. Sólo entonces logra sentido la vida, cuando el objetivo es no practicar el auto-engaño". Los artistas, conscientes del espíritu de su época, eligen la postura del espíritu, que no se detiene en ningún sitio, no tiene ataduras, y se sostiene sobre varias posibilidades.

El espíritu imprevisible de Antoni Miró vive en el espacio del intelecto, con una inacabable búsqueda del pasado, que se convierte entonces en una metáfora de la realidad. El actual interés por el arte de mucha gente coincide con una nueva percepción de la brevedad del tiempo que se nos ha dado dentro de la eternidad. Todo aquello a lo que se bautizó como inmortal es mortal, el tiempo ha sido eclipsado por la catástrofe nuclear. Así pues, el rol del artista que alimenta la cultura es grandioso. Miró es prácticamente kantiano: no cree en la bondad natural, sino en la cultura. Sustituye la naturaleza por la persona, suplica a la espiritualidad humana, dice la verdad que uno quiere mantener escondida. Su serie de litografías "Viatge interior" continúa especulando sobre el hecho de que las ideas comunes sobre la estabilidad mundial han sido destruidas de nuevo, el sentido y los postulados morales han decaído, y la civilización trastornada parece marchitada por el racionalismo, neurótica a causa de los prejuicios. Un apocalipsis no sólo ocurre en el universo, sino también en un grano de arena, en una gota de agua, en una molécula y finalmente en nosotros.

"Para crear una cultura espiritual se necesita una eternidad, pero sólo un momento para destruirla" (T. Mann, Muerte en Venecia). Un hombre acepta la bondad de una idea lentamente y con gran esfuerzo, pero el proceso de degradación es rápido y desastroso.

La multiplicidad de imágenes freudianas que utiliza Miró subraya la inviolabilidad de los postulados científicos acerca de la vida espiritual: siempre existe un conflicto entre el inconsciente y las múltiples prohibiciones que interpone la mente, y sólo el arte puede resolver este conflicto. La condición esencial es que abra escotillas hacia el campo oculto de la mente humana y que la ilumine con un conocimiento aumentado. Probablemente no cambiará el carácter de las fuerzas que actúan en el inconsciente, pero ayudará a luchar contra ellas.

"Un hombre es una cuerda, tensada entre un animal y un supermán, una cuerda tendida sobre un abismo. Es peligroso atravesarla, es peligroso mirar atrás -es peligroso tanto temer como pararse. Es importante que un hombre sea un puente, pero no una diana; un hombre es un paso elevado y la muerte. Sólo se pueden amar estas cosas en un hombre." (F. Nietsche).

En las imágenes de Miró hay un equilibrio constante sobre el abismo: lo trágico y lo cómico, lo sublime y lo vulgar, lo real y lo fantástico. Es como una corrida de toros, cuando la fiesta, el arte y la costumbre se unen para engañar a la muerte en nombre de la vida. ¿Quién necesita tonterías, y para qué? También el dolor, para comprender lo completo de un ente, para reconocer la absurdidad permanente del mundo, para regular el caos de la vida, para el circuito de los polos. Miró, conservando la fe en sus maestros, afirma algo que no es una copia de la "realidad", sino que abre un gran espacio para la interpretación –puesto que uno de los privilegios esenciales del hombre es el tener su propia opinión.

La contemplación de lo que se ve no da la clave del misterio, y puede que no haya clave. El artista frecuentemente pone de relieve que la idea de la cosa retratada no es la cosa en sí: sólo es pintura sobre el lienzo. Se consiguen componentes pictóricos esculturales con claridad hipotética, pero no se puede explicar a dónde llevan y por qué. Las palabras en la pintura a menudo avergüenzan al espectador, puesto que su facilidad para confundir es sorprendente.

Viven de acuerdo con sus propias leyes, tienen sus propios enlaces, y dependen demasiado poco de las cosas que las representan. "Esto no es un hombre". "Esto no es una pipa". "Esto no es Miró". Lo visible no es siempre verdad. Se muestra aquello indefinido que comprende el reino de lo visible a los ojos y al intelecto, pero en realidad la obra muestra que de vez en cuando nos faltan las ideas.

No son raras entre los artistas las escenas que incluyen espejos. ¿Vuelve la mirada del espejo? Aquí es importante un momento de pánico, pero no una explicación; se cuestiona la experiencia de cotidianeidad, y esta experiencia se considera inviolable. En la totalidad del mundo todo es posible; y la pintura, las artes gráficas, la escultura utilizan al sujeto como un instrumento del pensamiento, como sabiduría filosófica o como un medio de reconocimiento.

Las únicas cosas que no aparecen en el territorio de Miró son las opiniones populares. Tras la palabra "pop" (como se llamó a la obra de Richard Hamilton, dando así nombre a toda una tendencia) se encuentran otros significados: 1) un sonido fuerte, 2) un tiro, 3) una bebida gaseosa. De hecho, los nuevos papeles interpretados por sus personajes/actores –nuestros viejos amigos- disparan a los espectadores como un corcho al salir de una botella de cava.

Los dioses han creado un Miró juguetón, capaz de convertir cualquier banalidad en un descubrimiento - por ejemplo, cuando convierte un arbusto normal y corriente en un Arbusto Ardiente (Burning Bush).

La llegada de la colección de litografías de Miró a Kalinigrado (Rusia), un país que el artista casi no puede imaginar, es de alguna manera la creación de un espacio teatral, en el que todos y todo se convierten en participantes -la obra del artista, los museos locales, los espectadores, las caras, las palabras, las miradas. En realidad, si todo lo que te rodea, la basura de la civilización, puede ser arte, entonces, ¿por qué no considerarnos participantes en el Gran Espectáculo? ¿Algún miembro de la masa contempla la posibilidad de encontrarse de repente actuando en el misterio de este extraño mundo, y no ser un espectador pasivo de programas de TV o un lector de cotilleos periodísticos?

En febrero de 2004 la colección de obra de Miró se presentó en el Museo Histórico de Sovetsk (ex-Tilzit), en la región de Kalinigradskaya. La ciudad tiene una estructura de maravilloso interés histórico - el Puente Reina Luisa. Construido en 1807, fue testigo del encuentro entre dos emperadores, Napoleón y Alejandro I. Fue bombardeado en 1944 y reconstruido en 1947, restaurado en 2003 para el centenario de la Paz de Tilzit. Faltaba un detalle, un bajorrelieve de la reina, que se creía perdido para siempre. Pero, de repente, ¡un milagro! En el fondo del río, a través de las profundidades del agua, el restaurador vio una cara femenina, el bajorrelieve perdido. Creo que este es un detalle importante de nuestra interpretación.

Los días pasan y no volverán, pero el pasado aún está vivo debajo de la nieve de los años. Como en una primavera que es eterna bajo los hielos, en la primavera que contiene nuestros recuerdos y nuestros secretos, innumerables nadadores se agitan, revolviéndose en el agua. "Es importante que un hombre sea un puente". Así es Miró.

MYSTERY: BELONGING TO EVERYONE AND TO NO ONE

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