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A Antoni Miró

Emili Rodríguez-Bernabeu

Con órdenes liminares
y signos esquemáticos
remueves la ceniza colectiva
hecha de cuatro palos de sangre y de crepúsculo.

¿Quien podrá estructurar
el camino que nos propones?

¿Quien podrá proyectar
desde antiguos despojos
la nueva coherencia?

Bajo tu huella vivísima de la protesta,
se refugia la esperanza de la reanudación,
más allá de renuncias
y repetidas derrotas.

¿Como reharemos la historia?
¿Como ganaremos la aurora?
¿Como construiremos un sueño
entre una pesadilla de siglos?

Desde el fondo de tus cuadros
- espejo en la selva de los dólares
y las letras de cambio-,
describías las llagas
de un callejón sin salida vastísimo
que subastaba el mundo
a cómodos plazos,
que vendía las patrias
a pequeñas tandas,
con el silencio espeso
de halcones y de ladrones.

Desde Sopalmo,
nuestro aprendizaje
recorre un camino insoslayable
rehecho con una ceniza viva
que todavía sangra en el corazón
dentro del crepúsculo.