De la vida
Con excesiva insistencia, tal vez cada día, nos preocupamos por comprender las razones que los acontecimientos ponen de relieve. Puede ser que la vehemencia que mostramos por comprender todo lo que sucede a nuestro alrededor, y por las acciones que comprometen a nuestros semejantes, nos aparte de los caminos que la proximidad, los afectos, y también el propio trabajo, precisan. Así pues, para satisfacer una vida, o para llenarla de emociones que la conviertan en una auténtica oda a la necesidad o a la pasión, no basta con ejercer la comprensión como método de estabilidad, tanto interior como externa, sino que además del “carpe diem” (Horacio, Odas, 1, 11, 8), conducente a aprovechar cada momento de nuestra existencia, denunciando, al mismo tiempo, la penuria de su brevedad, tal vez sea mucho más elevado para los intereses de cada uno de nosotros, el cultivo de los sentimientos, aún teniendo en cuenta los designios de la razón.
Josep Sou