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Tal vez la esperanza

Si nos adentramos, sin prejuicios, en la obra plástica del artista Antoni Miró, podremos asegurar, realizando una especie de “sortes homericae”, que la esperanza está presente en todo momento en la realidad de sus propuestas pictóricas. Y puede parecer un contrasentido, dada la temática que en muchas de sus series se evidencia, aunque la dureza que se advierte no por ello neutraliza el propósito remoto del pintor en su trabajo, concienzudo y meticuloso. Y por qué decimos tal cosa? Para la respuesta nos ayudaremos del poeta Virgilio cuando advierte: “Spes sibi quisque” (cada cual debe esperar en sí mismo), Aen. 11, 309. Así, el pintor, conocedor esperanzado de las potencias del hombre contemporáneo, y fiel sin límites a las bondades de la conducta individual humana, en su esencia y presencia, aún en la consumación de la desgracia, toma partido por la esperanza, y que habrá de significar, su ejercicio, la liberación interior de los hombres antes de abrazar la ventura de su propio destino. El artista reconoce en los múltiples episodios que narran sus obras que “spes ultima dea” (que la esperanza es, seguro, la última diosa.) El aforismo determina el afán, sin quiebras ni fisuras, en el trabajo del artista.

Josep Sou

Temps d’un poble, 1988 (Acrílic s/taula 98 x 136) Antoni Miro