Como en los juegos
Los niños, en sus juegos, “se piden” ser Superman, o Batman, también David Crockett, incluso Sitting Bull, todos ellos fuente de lúdica inspiración, y garantes de horas de diversión sin término.
Los personajes que todavía no lo son, aún siéndolo sin saberlo, los del dramaturgo Luigi Pirandello “Seis personajes en búsqueda de autor”, claman por el reconocimiento que les traiga a la realidad de la evidencia. Juegan, en sus denuestos y diatribas, por alcanzar el beneficio de la real autenticidad. Como si dijésemos, establecen la necesidad prioritaria de pasar de “las musas al teatro”. A la vida. Sin más. Sin corporeidades metafísicas.
Los hombres, o tal vez algunos hombres, y no lo decimos en sentido figurado, nos “pediríamos” ser pintados por el artista Antoni Miró. Nos pediríamos ser incorporados a la fidelidad de sus razones éticas, pero también a la comprensión (en sus términos absolutos) de la realidad que respira en sus lienzos. Y por qué ? Pues para vivir una vida estimable, perdurable en el tiempo y que sirviese de analgésico para mitigar la torpeza de las horas sin motivo. Nos pediríamos ser como Mortadelo, o como Filemón, o pensarnos como los niños cuando juegan, para vivir encastrados en sus cuadros reflexivos sobre la pintura en su fluir histórico (Pinteu Pintura). Nos pediríamos ser personajes en los abrigos de la sencillez; también casi hilván indeterminado y abstracto en manos de Ariadna (la muy pura), para saborear el rescate de un mundo que nos sumerge en la ingravidez de tanto oropel como brilla inútilmente.
Josep Sou