Saltar al contenido principal

Acerca del artista

Del artista se espera una solidaria vinculación con el entorno y, por encima de cualquier otra consideración, con los ciudadanos que le acompañan en la aventura de vivir.

¿Hasta qué punto se hace imprescindible la participación activa del artista en la gestión del arte? Desde la antigüedad se vincula al artista con “il dolce far niente”, y se supone que éste permanece aislado en su torre de marfil, entregado a las piruetas de su propia creación. Pero si el arte es, también, compromiso, el artista deberá verificar con su esfuerzo cooperador las dificultades que emanan de la gestión. El trabajo de asesoramiento debe ser también una tarea que ocupe el interés del creativo. Por sus contactos y por su proyección, el artista debe aportar a la “comunidad” una parte de su tiempo y de sus conocimientos. Algunas veces un “ego” demasiado crecido puede conducir a pensar  que la comunidad es la que tiene la obligación de arropar a los artistas. Pero si la comunidad es plural y heterogénea, las oportunidades, y la generosidad colectiva,  se tendrían que repartir. Aunque el artista debe aportar su esfuerzo para la transformación de la realidad (liderazgo obliga), y por tanto, así, mejorar la situación cultural del ámbito al cual pertenece.

Josep Sou

Pell de brau, 1987 (Acrílic s/taula 98 x 68) Antoni Miro