Sol sola
Retratar a un artista en acción es algo que Antoni Miró ha hecho en múltiples ocasiones. Gades, Montllor o, como en este caso, Picó, entre otros, han sido objeto de sus realizaciones pictóricas. Así, los incorpora a una amplia nómina de personajes a los que ha venido rindiendo homenaje desde hace mucho tiempo, que está formada por un amplio espectro de escritores, intelectuales, artistas, políticos... que aprecia enormemente. Esta obra concreta se integra en la “Suite Alcoi”, con la que se reconoce la contribución de muchos artistas de la ciudad a diversas disciplinas, como sería en este caso la danza.
En este cuadro de Miró, una formidable bailarina, también alcoyana, Sol Picó, se presenta ante nosotros, como indica el título, sola. Despojada de todo pero, al mismo tiempo, en toda su plenitud. Más allá del juego de palabras con el que se denomina la obra, el pintor pretende mostrar la esencia de un especial movimiento ensimismado. En un momento determinado, la bailarina se recoge sobre sí misma, insistiendo en una íntima idea de unidad. Esa enorme soledad, la de la situación fugaz que queda inmortalizada, encierra, sin embargo, todo el potencial que se desarrollará, sin duda, en un siguiente paso.
Posada sobre un suelo figurado y ante una pared también simulada, como denotan la sombra y la arista de encuentro entre ambos planos, se representa la modelo justamente en ese instante concreto. La minuciosidad con la que se pinta la figura contrasta con la inmediatez con la que se aborda el fondo. La complejidad de la postura obliga a elaborar varios escorzos y a matizar cuidadosamente la iluminación de las distintas partes del cuerpo. Solamente la definición del cabello se aleja levemente de la apariencia real.
La dificultad de captar la belleza de algo que ocurre ante nosotros por solo un cortísimo periodo de tiempo es evidente; y mayor es aún la de su recreación pictórica. Esta última conduce a una situación que nos brinda la posibilidad de gozar con todo detalle de algo que no podemos apreciar en toda su extensión en la realidad.
Santiago Pastor Vila