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Safia a Muqdisho

Como parte de la serie “Mani-Festa”, Antoni Miró elabora esta obra que retrata el dolor de una madre que sostiene con sus brazos a su hijo muerto. Se lamenta sentada sobre las ruinas y escombros de la catedral de Mogadiscio. A un dolor de carácter universal, que atenazaría a toda madre, se superponen los causados por la pobreza y la guerra que le afectan concretamente, lamentablemente tan extendidos en un Estado fallido como el somalí, que está en guerra civil desde hace casi treinta años.

En muchas ocasiones, es la mirada de los personajes representados en un cuadro aquello que estructura la composición de la escena. Este es uno de esos casos: la melancolía y la tristeza abaten la mirada, hacia abajo y hacia un lado, creando una clara tensión diagonal que ordena la estampa. Sabemos todos, sin embargo, que esa mirada direccional no persigue observar realmente nada que quede fuera de sus recuerdos.

El gesto de la protagonista es, indefectiblemente, una muestra de introspección. En cambio, el que dirige el espectador hacia esta obra no puede serlo ante tanto sufrimiento como pone en evidencia. En el proceso de apreciación estética de la obra no cabe más que reconocer el dolor, y ante él, la única salida válida es la solidarización frente al mismo. La crueldad con que la guerra trata a las personas es siempre enorme, pero más si cabe cuando las limitaciones son extremas. Se mantiene la mirada solidaria del artista hacia el que sufre, revalidando aquella afirmación de principio que destacó Contreras, cuatro décadas antes, de que “la humanidad no puede ser extraña al hombre”.

Ya no es necesario establecer una relación entre el signo y el hecho que refiere, como sugería Aguilera Cerni también en los setenta: las obras son accesibles comunicativamente en su fidelidad explícita. Hay que rastrear ahora el fondo de la denuncia en el hecho de pintarlas para inmortalizarlas más allá de lo que harían los medios, en la línea de la “permanencia pictórica” a la que aludió Cerdán Tato. Como dejó escrito José María Iglesias en relación a otra fase de su trayectoria, también aquí se “enriquece pictóricamente” la imagen “sin desvirtuarla, sin opacar la procedencia, que es también la referencia, que autentifica la intención”.

Santiago Pastor Vila

SAFIA A MUQDISHO, 2012 / Somàlia (Acrílic / llenç, 162 × 114)Serie: Sense TítolSubserie: Mani-FestaAntoni Miro