Gran Madrid
Miró enfrenta en algunas de sus obras de la serie “Sense Títol” determinados espacios de la conflictividad contemporánea. Se refiere en ellas a los escenarios en los que se desarrollan diversas tensiones sociales. Así, en muchas ocasiones, representa la estampa de un pobre pidiendo limosna en las principales calles de los centros históricos. Sin embargo, en esta obra ofrece una visión general de un entorno bien distinto, aunque exista una correlación de carácter temático.
De hecho, el tema sigue siendo la miseria, y se refuerza de nuevo, como es frecuente en esta etapa, su presentación mediante el contraste con la opulencia, aunque esto solo sea por la grandeza que se sugiere en el título. Sin embargo, a primera vista, se muestra simplemente ahora un poblado de chabolas de las afueras de Madrid; uno de esos a los que diariamente peregrinan miles de drogadictos para conseguir sus dosis (esta zona suburbana cercana a Vallecas fue considerada el mayor hipermercado de la droga de Europa).
La imagen a vista de pájaro parece plenamente realista. La minuciosidad con la que se configura le otorga una enorme verosimilitud. No obstante, el pintor no ha dejado de alterarla e incorporar sobre ella símbolos y mensajes que no le son propios. Esto es una prueba de que el elevado nivel de tolerancia a la percepción de entornos degradados permite que estos se deformen y complementen sin que lo advirtamos en un reconocimiento básico. El añadido de banderas de la segunda república o de pintadas descontextualizadas son muestras de esta situación a la que nos referimos. En definitiva, lo ajeno se superpone a la representación de lo real y contribuye a la generación de un significado complementario.
Conviven dos contradicciones en este cuadro: la disparidad entre degradación y riqueza y la tensión entre lo existente en verdad y lo que se representa como tal. La primera se percibe directamente, por ejemplo, en la existencia de coches nuevos y de gama alta en los patios interiores de las infraviviendas. La segunda exige una lectura más pausada y sutil para poder advertir lo que se ha traído a la composición como si estuviera ciertamente en la realidad.
Santiago Pastor Vila