Saltar al contenido principal

Ciutat sense sortida

En 2005, cuando Antoni Miró elaboró esta pieza, se cumplían justo 60 años desde de la liberación por parte de las tropas soviéticas de este campo de concentración y exterminio, Auschwitz II-Birkenau, en Polonia. Más de 1.500 supervivientes del mismo pudieron asistir a los actos conmemorativos de ese año. Sin embargo, solo poco más de 300 lo pudieron hacer una década más tarde. Sin duda, estamos próximos al ocaso de la memoria viva de las personas que directamente allí tanto sufrieron.

Tenía pleno sentido que este lugar y los edificios e infraestructuras que lo integran pasaran a convertirse en un museo bien pronto (1947), porque ha servido, y seguirá siendo útil, para hacer perdurar ese recuerdo; simbólicamente (se considera también un monumento) y como documento histórico de primer orden. A pesar de la aparente contradicción, es un acto propiamente civilizado conservar el marco en el que se produjo un hecho tan infausto, el más infame de todos los que nos legó el convulso siglo XX: el genocidio de la población judía, y también de otras procedencias, asentada en la Europa central bajo dominio nazi.

Pintar un cuadro que refleje, a la vez, una clara ausencia de vida y un enorme sentimiento de terror es una acción que está informada por los mismos principios. No se reúne y protege lo bello o valioso, sino que también puede ser necesario evocar lo más terrible que ha producido la humanidad. Nada podrá restañar la herida que causó el sufrimiento y muerte de las más de un millón de personas que murieron allí. El Holocausto, esa infame atrocidad que fue perpetrada con suma planificación y con vocación de ser definitiva, era denominada por ello por los responsables del Tercer Reich como la solución final a la cuestión judía. El enorme horror que nos produce su rememoración es aún más profundo cuando se toma en consideración la perversión de considerarlo una solución. Nada de eso tuvo, desde luego. Pero sí mucho de final: el de millones de personas judías, polacas, gitanas y también de otras nacionalidades y minorías, como, entre otros, republicanos españoles, que fueron exterminadas en campos que se prometían en vano liberadores, contra la realización de trabajos forzados, como rezaba en aquellas orlas de la puerta: Arbeit macht frei.

Ese final es al que remite la condición de sin salida que se atribuye a esta ciudad. No es casual la referencia al concepto de ciudad en el título del cuadro. La vasta magnitud del área ocupada, la organización estructurada, el hecho de ser destino compartido de una sociedad..., algunas pocas características remitirían en principio a la condición urbana. En cambio, definitivamente, otras muchas nos alejan de ella: espacio exento de toda libertad y destinado a organizar el preludio de la muerte..., un terrible gueto de nueva planta que ni siquiera necesita sofisticar demasiado los medios de vigilancia propios de las cárceles de la época porque la debilidad de los prisioneros y la rapidez con que iban a ser exterminados lo hacían innecesario.

Se evocan en el lienzo las condiciones de verdadera ciudad terminal, como denotan las vías de ferrocarril que allí confluyen, sin solución de continuidad. No se representa a ningún visitante, de los centenares que cada día se sumergen en esta atmósfera, porque se pretende destacar que no es un lugar capaz de albergar vida. Solo el paso del tiempo habita la imagen, como puede apreciarse en el amontonamiento de grava sobre las traviesas, y en el chasis desvencijado que introduce el artista como símbolo de la imposibilidad de franquear la puerta en sentido de vuelta.

Es evidente que nadie puede sustraerse a mantener encendida la llama del recuerdo de hechos tan lamentables. Pues bien, también hay que procurar contribuir, como hace el artista, a que no se repitan mostrando la insoportable inquietud que aún hoy producen estos espacios. Ese es el mejor homenaje a las víctimas de tan execrable suceso.

Santiago Pastor Vila

CIUTAT SENSE SORTIDA, 2005 / Auschwitz-Birkenau (Polònia) (Acrílic s/ llenç, 116x81)Serie: Sense TítolSubserie: ViatgesAntoni Miro