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A Antoni Miró

Daniel Da Rosa

llovía
la arena del río parecía hornearse
la bicicleta
a la orilla
se había quedado con una rueda
metida en el agua
Antoni Miró Antoni
la contemplaba como a una novia

 

II

Llovía sobre el pavimento
corría
con los pies descalzos
y su cabeza mojada debajo
de un paraguas deshecho,

pero no podía echar vuelo,
era su “blanca palidez”,
sus ojos oscuros,
el frío que corría por su espalda

se quedó en el pequeño portal,
empequeñecido,
esperando el relámpago que le
alumbrara el camino

y por allí pasó Antoni Miró en una bicicleta dorada...

III

De un caracol
arrojado a la playa
sale un manillar de bicicleta

se puede ver una mano
llena de venas abiertas

se puede oír voces imprecisas

IV

bailan bailan
montadas en la bicicleta de paseo

las campanas de la Iglesia
anuncian que pasan por su frente

y las veredas se anegan de peatones
que miran asombrados
a los intrépidos bailarines

en la plaza principal lo espera el intendente
y prepara un discurso de bienvenida

más luego ve camisetas de colores
a una velocidad que sobrepasa los ochenta
km por hora
la orquesta municipal sigue tocando su música
pero los bailarines ya bailan otra canción.

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