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ANTONI: UN FARO DESDE ALCOI

Daniel Da Rosa

No podría escribir de la obra de Antoni Miró con los ojos de un crítico de arte. Porque no lo soy. No podría ni de Renoir, ni de Van Gogh; mucho menos de Magritte o Picasso, por citar algunos de los maestros. No podría, ni siquiera, distinguir ninguna técnica empleada por ellos.

Sin embargo, puedo expresar lo que siento ante sus pinturas o dibujos.

Me basta con solo detenerme ante sus obras para descubrir, como un mundo nuevo, sus colores, sus matices, sus líneas, sus temáticas y hasta podría comprender, si lo hubiera, el mensaje implícito.

Con Antoni Miró me sucede lo mismo: observo sus creaciones y afirmo de su magnitud. Lo distingo entre muchos contemporáneos no solo por pintor, sino por mucho más que eso: lo distingo por ser un hombre socialmente comprometido con la realidad. Pero no solo un compromiso desde sus creaciones, sino desde sus pensamientos, con su palabra, con su solidaridad con la gente.

Es más, valoro su preciado sentimiento hacia la libertad. La que despliega en sus manos a través de las pinturas, collages, esculturas, la que se manifiesta en ellas, en el contenido de ellas, en la sustancia de sus creaciones.

Pero lo extraordinario de Antoni, no es solo su obra, que habla por si sola. Es esa mano franca, solidaria, y amiga que atraviesa el océano para encontrarse con la nuestra, la del grupo, sin siquiera conocernos personalmente. Logra que entre Sopalmo y Santa Lucía haya una línea muy delgada de separación. Es esa mirada que sostiene sobre nosotros, los paisanos de una ciudad que apenas se ve en el mapa. Es su fe y es su esperanza en estos sueños, (que son semejantes a los suyos), tan valiosos, tan utópicos, tan de todos los que pregonan y luchan por lograr otra realidad: más justa, sin duda.

Es así: cuando veo lo que ha realizado Antoni, despierta en mí estas y otras sensaciones que expreso con la única arma que sé manejar: la de la poesía. Esa poesía, que a veces recoge Antoni, para sembrarla desde su faro, allá en Alcoi.

No podría escribir como un crítico de arte. Mi escritura es la de un transeúnte, es la de aquel que pasea en un museo, en una galería, disfrutando de la belleza que nos han legado artistas como Antoni y sabiendo que estando frente a ella, uno termina creciendo y creyendo de que si es posible cambiar este mundo por otro mejor.

MIRÓ DE MUESTRA

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