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De historia va la cosa…

Carles Cortés

Todo empieza el año 1944 cuando Antoni Miró nace en Alcoi, como no podía haber sido de otro modo. Él fue carrocero en el negocio familiar hasta que un buen día despertó la necesidad de expresar sus sentimientos, su visión del mundo, a través de la pintura. El arte le sirvió para ofrecer al mundo entero sus agudos comentarios, el alud de reproches que nacían en su mente. Eran tiempos difíciles en este país; la dictadura ahogaba libertades y los artistas de la generación de Toni luchaban por todos nosotros, para que algún día tuviéramos una paz real y un estado que nos dejara ser cómo quisiéramos. Así hizo su primera exposición individual en 1965, después de recibir un primer premio por un cuadro en 1960, a los dieciséis años. Enseguida vinieron las fundaciones de los colectivos Alcoiart (1965-1972) y del Gruppo Denunzia, en Brescia (1972). Iniciaba de este modo una trayectoria marcada, sin duda, por el compromiso cívico y social, por el sentido de denuncia de su obra. Por esto, quizás, se acercó en sus orígenes al expresionismo figurativo como una herramienta para visualizar el sufrimiento del ser humano. A finales de los años sesenta se dirigió hacia el neofiguratismo, con una plena identificación con el movimiento denominado Crónica de la Realidad. De la mano del pop-art y del realismo mezcló los códigos lingüísticos para construir mejor su mensaje crítico. Estamos en los años sesenta y el artista desarrollará las series “Les Nues” (1964), “La Fam” (1966), “Els Bojos” (1967), “Experimentacions” y “Vietnam” (1968).

Con los setenta, el sentido de reproche ante las injusticias sociales crecerá en las colecciones “L’Home” (1970), “Amèrica Negra” (1972), “L’Home Avui” (1973) i “El Dòlar” (1973-80). Miró denunciaba el poder del capitalismo, a través del símbolo de la moneda norteamericana, que presionaba gobiernos e instituía dictaduras como la chilena. Fue a raíz de la presentación de “Amèrica Negra” cuando el artista inició de pleno el reconocimiento internacional de su obra. Desde aquel momento, la pintura y la escultura de Miró están presentes en numerosos museos y colecciones en todo el mundo. De igual manera, este es el punto de arranque del estudio exhaustivo a que ha sido sometida su obra, con un grueso considerable de publicaciones. En las tres décadas siguientes, hasta la actualidad, asistimos a la consolidación de esta trayectoria, con las series “Pinteu Pintura” (1980-90), “Vivace” (1991-2001) y “Sense Títol” (2001). Antoni Miró ha perfeccionado su técnica pictórica, con un juego de cromatismos bastante sugerente que le da una personalidad marcada cada vez más por la reflexión sobre la realidad. Mezclando varios niveles de discursos, con el planteamiento de temas de denuncia ecológica, social, política o cultural, el artista construye una de las trayectorias más sólidas de la pintura valenciana contemporánea. Hay que añadir también la revisión que de los clásicos artísticos y literarios ha hecho en los últimos años, sobre todo “Pinteu Pintura”. Miró rinde homenaje a las figuras intelectuales y artísticas que han dejado una impronta en su formación —no olvidemos el carácter autodidacta del pintor— planteando al mismo tiempo una experimentación permanente de las herramientas del lenguaje artístico.

Es por eso que la muestra que ahora presentamos es un recorrido por toda la trayectoria del artista. El espacio de las Naias ofrece los primeros tanteos de Miró con la pintura en los años sesenta y setenta. Desde el personal Paisatge Alcoi (1962) al retrato de la vida alcoyana de los años sesenta con El bevedor (1960) o la visión crítica de Esclau i esclavitzador (1973-1974), la realidad que ha conocido el artista siempre ha sido sometida a su lúcida visión crítica. El público espectador podrá disfrutar de piezas únicas —procedentes del fondo personal del pintor— que hacen entrever el trabajo minucioso y el crecimiento formativo que se insinúa en cada pieza. Las obras realizadas en homenaje a escritores, pintores o luchadores de las libertades también están presentes en la muestra, como A Che Guevara (1970), Admirant Velázquez (2006), A Enric Valor (2007) o A Joan Fuster (2007). Con una voluntad crítica continua, ha abordado varios niveles discursivos, desde la denuncia del hambre y destrucción que hubo en Biafra —el estado que se independizó de Nigeria y que sólo tuvo tres años de existencia— en Biafra-4 (1970) a la reivindicación de la bicicleta como un medio de transporte más acorde con el medio ambiente en Bici aèria (1996), a las consecuencias humanas de la guerra de Irak en Dones a Bagdad (2004) o al holocausto judío en Ciutat sense sortida (2005). La defensa de un espacio cultural y político catalán también está presente en varias obras de la exposición, como el sugerente montaje de Felip V (1977), Temps del Tirant (2007), entre otros. Un grueso de temas abordados en una muestra intensa y extensa, una de las más completas que el público espectador habrá podido ver sobre el artista en los últimos años.

El inicio cronológico de la exposición sirve para que podamos observar la revisión de la historia de los últimos cincuenta años en nuestro país. Esta es la invitación que hacemos a todo el mundo; habrá que recordar varios acontecimientos que hemos conocido a través de los medios de comunicación para situar el discurso crítico de cada cuadro de Miró. Desde los periodos de hambre en África, la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, el golpe de estado de Pinochet, la transición democrática española después de la muerte de Franco, la recuperación de las libertades de los valencianos, la consecución de una entidad cultural y política catalana, las agresiones contra el medio ambiente, los excesos del urbanismo, la represión de la mujer en el mundo árabe actual, el crecimiento de las clases desfavorecidas, el hambre, los ataques islamistas en Occidente, son algunos de los temas que podemos localizar en las imágenes de esta muestra. Todo esto a través de los ojos críticos e irónicos de Antoni Miró, un artista que ha sabido combinar de manera sutil la recreación artística con la concreción de un valor de concienciación ideológica. Es por eso que Històries (de la nostra història) es una muestra en la cual todo el mundo puede sentirse identificado, porque las pinturas hablan de nosotros mismos, de nuestro pasado, de nuestro presente y de las perspectivas de futuro.

La muestra se completa con una colección de esculturas en acero corten que recogen uno de los elementos de desarrollo más recurrentes en todas las series de Miró: el erotismo. El cuerpo de la mujer acontece el objeto de recreación de varias situaciones —algunas de las cuales situadas en escenas de la cultura clásica— donde la belleza y la provocación atraen, sin duda, el público que las contempla.

Hay que destacar igualmente la aportación que ha representado esta muestra para el estudio de la obra de Antoni Miró, en referencia a los ocho textos que acompañan las imágenes de esta publicación. Hemos querido pedir a varios especialistas en la obra de Antoni Miró un estudio desde diferentes perspectivas de análisis, para completar la recepción que podamos hacer de su obra. Así, hay que resaltar los comentarios de Daniel Giralt-Miracle, Wences Rambla, Romà de la Calle i Josep Sou, desde la perspectiva de la crítica de arte, que valoran de manera global la aportación estética de la pintura de Miró. Otro grupo de estudiosos, han abordado la muestra desde una vertiente histórica, en cuanto que analizan su aportación a la revisión de la historia y de sus acontecimientos; nos referimos a los textos de Emili La Parra, Armand Alberola, Jesús Pradells y Josep Forcadell. Valorando la impronta de su obra en el panorama cultural de las últimas décadas, hay que destacar el texto introductorio de la escritora Isabel-Clara Simó. Un conjunto, pues, de textos analíticos que observan la valía de la muestra ofrecida y que construyen, sin duda, una nueva base para el estudio posterior del arte de Antoni Miró. De historia va la cosa... de su historia, de nuestra historia... Este es su maestría, la realidad vista a través de los ojos críticos y lúcidos de Antoni Miró.