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Antoni Miró: imágenes y transfiguraciones

Amalia García Rubí

Antoni Miró es uno de los pintores de raíz pop más queridos y apreciados del ámbito mediterráneo. Su obra, densa y extensa, mantiene una línea conceptual y estilística que apenas ha variado a lo largo de los años, si bien sus imágenes figurativas han experimentado un progresivo enriquecimiento. Unas imágenes en las que incide desde muy pronto el mundo de los medios de comunicación, la televisión, la radio, los anuncios publicitarios... de cuyo lenguaje “estético” el artista se sirve como vehículo transmisor pero nunca como un fin en sí mismo. Antoni Miró es, por encima de todo, pintor, y pintor de ideas traducidas en iconos. Consciente del mundo en el que le ha tocado vivir, sus inquietudes artísticas siempre han estado ligadas a una cierta moral social, política y artística, sin pretensiones redentoras, aunque con un peso ideológico evidente. Disciplina, orden, método son rasgos paradójicos en el talante de un artista que se rebela en contra de lo establecido mediante un lenguaje lleno de mensajes subliminales ajeno a las actitudes más o menos impetuosas del expresionista o el artista informal. Nada más lejos de lo espontáneo que esta pulcritud exquisita afianzada en el dibujo y en la precisión técnica de cuantos procedimientos tráficos y acrílicos emplea Antoni Miró. En sus múltiples repertorios temáticos, si es que se puede hablar de temática en el complejo entramado iconológico de Miró, se establece un juego permanente entre la realidad y el enfoque visionario con el que el artista desglosa sus pensamientos sobre el mundo, en una especie de psicoanálisis que hace aflorar el subconsciente a la obra. El interés por ciertos aspectos y personajes de la historia del arte contemporáneo, muchos de ellos relacionados con el surrealismo: las alusiones a Dalí, Picasso, Magritte, Morandi o Bacon; las parodias duchampianas sobre el arte clásico, los retratos de Freud, junto con el significado enigmático de figuras y objetos relacionados con el mundo del deporte, la pornografía, la construcción o los transportes... Todo ello posee una importante carga simbólica a la vez que nos increpa a adoptar una postura reflexiva frente al hombre y al artista occidental del siglo XX. En referencia irónica a cualquier otro medio de masas, las imágenes de Antoni Miró nos aturden por su acumulación informativa al tiempo que nos recuerdan la pérdida de libertad del hombre actual, cuya vida transcurre bajo los dictámenes de la sociedad capitalista. El consumo, la contaminación, el poder, la guerra son cuestiones relativas a un Miró que crea imágenes y transfiguraciones para hacer de ellas su propia crítica.

IMÁGENES Y TRANSFIGURACIONES, ANTOLÒGICA 1960-1999

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