Antoni Miró
Josep Albert Mestre Moltó
Al citar poéticamente Salvador Espriu a Antoni Miró, en su Homenatge al gran artista alcoià, nos dice que: “no puc fer res per ajudar ningú / perquè jo soc tan desvalgut com tu. / Pero sense descans, amb viu clamor / em serviran la forma i el color”.
Porque como sugiere este clamor poético, es verdad que, no obstante los límites de la acción artística para transformar la sociedad, la trayectoria fundamentalmente pictórica, pero también escultórica, mural y gráfica, del pintor alcoyano se ha singularizado, de manera muy personal, por una incansable y clamorosa pintura de denuncia y reflexión sobre las contradicciones de nuestra sociedad a través y en tomo a la forma y el color.
Desde, prácticamente, su inicial andadura pictórica, con el expresionismo figurativo y el realismo social, en “Les Nues” (1964), “La Fam” (1966), pasando por “Els Bojos” (1967), “Experimentacions” y “Vietnam” (1968), “L’Home” (1970), “Amèrica Negra”(1972), “L’Home Avui” (1973), “El Dólar” (1973-80), “Pinteu Pintura” (1980-90), “Vivace” (1991-2002), hasta la actual “Sèrie Sense Títol”. Estos dos elementos conceptuales y formales —denuncia, forma y color— compenetrados en la estructura del propio medio de expresión y comunicación, conforman una diégesis, entre lo representativo y lo plástico, que quiere clausurar un orden preestablecido e impuesto, sustituyéndolo por una realidad estética y plástica, dentro del realismo social, que desenmascara, por una parte, las ideologías subyacentes a las sociedades del capitalismo tardío o, en el caso español, a la del nacionalismo centralista y represor; pero, por otra, su estructura mediática y comunicativa con el carácter manipulador y alienador que la caracteriza.
En sentido no afirmativo sino crítico, clamando por la libertad y la solidaridad humana, este desenmascaramiento, pues, no es solamente de contenido, sino lingüístico. En este sentido, Antoni Miró nos recuerda al Bertold Brecht de aquellas reflexiones en tomo a la estética del realismo social: “Convertir el realismo en una cuestión de forma, ligarlo con una, solo con una forma, y además antigua, significa esterilizarlo... Todo lo formal que nos impida llegar a la raíz de la casualidad social hay que rechazarlo; todo lo formal que nos ayude a llegar a la raíz de la casualidad social hay que aceptarlo”1.
Con tal motivo utiliza lenguajes, técnicas y recursos diversos (assemblage, fotografía, cinematografía, cómic, cartel publicitario) a partir de las imágenes de nuestras sociedades desarrolladas y las técnicas lingüísticas de los diferentes “mass-media”, en un estilo propio del pop-art, de su cuidada figuración y las tintas planas, tendentes, en su caso, a la monocromía. A combinaciones y selecciones de imágenes que deje al espectador, en una clara voluntad de reforzar la eficacia comunicativa, no en la asunción pasiva de una proclama, sino por el contrario en una participación activa y crítica en la concienciación de lo que se denuncia, pero desde el protagonismo valioso de los parámetros estéticos.
Con esta finalidad, plantea una estrategia de inversión de la función comunicativa de estas imágenes, primando el recurso lingüístico de la descontextualización o separación de la imagen de su contexto habitual.
Este recurso incide en la sintaxis, en la semántica y pragmática de la obra. En el primer caso, en la medida que organiza la trama narrativa, la organización interna de sus sistemas figurativos. En el segundo y tercer caso, atendiendo a la dimensión simbólica, cultural y social de los referentes gráficos y estéticos. En los que, en todo caso, se expresa la contradicción social que hay en nuestra realidad contemporánea. Al respecto afirma Simón Marchán Fiz que “la descontextualización no es sólo un efecto lingüístico sino un reflejo dialéctico de contradicciones de la realidad social contemporánea a escala local o internacional”2.
En el caso de Antoni Miró, esta contradicción, esta causalidad social e histórica con la que alimenta su simbolismo gráfico, está en relación con la opresión del ser humano y de los pueblos, especialmente de nuestro pueblo valenciano; con la violencia, el racismo, el imperialismo, el desequilibrio ecológico.
La estrategia de la descontextualización, por otra parte, se ve reforzada en eficacia comunicativa por un conjunto de recursos tales como la repetición, la oposición, la superposición insólita de imágenes, la parodia y la ironía, utilizando, entre otros, citas con obras emblemáticas de la historia del arte (Velázquez, Goya, Tiziano), dándoles un sentido nuevo y diferente, acusadamente crítico, en el marco de una organización del mensaje sustantivamente ideológico.
Finalmente, en la última serie, la ya citada “Sense Títol”, el pintor se adentra en una especie de Crónica de la Realidad, viajando al interior de unas realidades contemporáneas desde su mirada cotidiana e inmune a cualquier trampa de los mitos digamos oficiales; desde la sinceridad personal, subjetiva y crítica ante lo que ve.
El viaje se interpreta conceptualmente a partir de fragmentos de esa realidad que para Antoni Miró continúa siendo la de las injusticias sociales y los conflictos bélicos, la de la represión, pero también la de personajes emblemáticos del arte o de la política. Estética y plásticamente, con una organización compositiva y reinterpretación de las imágenes procedentes de los “mass-media”, digitalizadas y pintadas en acrílico sobre una textura rugosa que densifica i concretiza el espacio. El pintor, por otra parte, subraya con sutiles encuadres y signos pictóricos detalles que lo conmueven particularmente o citas estéticas para el estímulo cómplice ética y estética del espectador.
En definitiva, en toda su última obra, podemos continuar viendo y hablando con un Antoni Miró que, continúa remitiéndonos y rodeándonos de la realidad desde una honesta conciencia crítica y desde una visión pictórica que con tal finalidad crea espacios de eficaz comunicación, acusada reflexión y fruición estética.
1. Brecht, В.: Estructuralismo y estética. Buenos Aires. Nueva Visión, 1969.
2. Marchán Fiz, Simón: Del arte objetual аl arte del concepto. Madrid, Akal, 1986.