Esquerra (Izquierda)
«No son las locomotoras, sino las ideas, las que conducen y arrastran el mundo»
Víctor Hugo
¿Una utopía? ¿Una acomodación al realismo filosófico? ¿Un objeto o una situación geográfica casual y relativa? ¿Un flatus vocis preexistente? Un montón de cosas puede ser esta delicuescente acepción del diccionario donde se guardan los conceptos, y quizá también los secretos que la lengua esconde voluntariamente. Y podríamos establecer un juego de adivinanzas para conformar una apreciación que a todos nos viniese bien; que nos pudiera apetecer en mayor medida, tras el intercambio oportuno y sin violencias de ningún tipo. Dicho esto sin ironía alguna, pues los acertijos aportan un grado importante de consentimiento, una vez ha sido resuelto el intríngulis de la cuestión elemental planteada. Incluso jugando un papel importante a la hora de resolver los enigmas, el mismo azar.
¿Una tautología? Quizá lo sea porque no se nos puede escapar, prima facie, que la obra de Antoni Miro, “Esquerra”, representa una mano izquierda alzada. Hay evidencia y fácil logro de la realidad. Ahora, sin embargo, también nos es necesario decir que esta obra, rozando la materia escultórica desde la pintura, lleva a cabo un acto de reconocimiento del escultor (seguramente el padre de la escultura moderna en hierro en el país) Julio González. El artista Antoni Miró realiza una importante cita de la obra de González: Mano izquierda Levantada, y construye un homenaje a quien ha sido un gran artista, y con una obra tan sólida como potente, apreciada en todo, por su voluntad innovadora, el ámbito artístico internacional.
Está presente, en esta obra de Antoni Miró, la línea delgada que retuerce el trasfondo de la Guerra Civil, reafirmando el contexto en el que se ve, recrecida, la imagen que nos sugiere un gran número de situaciones inverosímiles. Y si rizamos el rizo de nuestro análisis, y trasladamos el significado, tras valorar los significantes, acudiremos a la comprensión de que esta obra, Esquerra, puede ser un franco reconocimiento de la República, tanto como de la ideología que apuesta, dicho genéricamente, por la izquierda en función práctica; y aprovechamos, o utilizamos, ahora, los versos de J.V. Foix cuando inquiere: «Alcem la mà si els murs són blancs! (Al fons/La mar.) Obrim, de bat a bat, portals/I finestres caduques! A les calç/D’antics casals marquem-hi solcs pregons.»1 Sugiere el poeta con palabras de compromiso y de voluntad de construir una nueva vía para la redención de los males que nos acechan. Y ve la posibilidad en los principios que alimentan nuestra individualidad, bien puesta al resguardo del común batallar de la sociedad en su general conjunto.
Diremos, ahora, que Esquerra es una obra del Artista Antoni Miró realizada en 2010, y que aporta, como referencia situacional, Barcelona. Obra construida en acrílico y metal sobre lienzo, y que mide 162x114 cm., y pertenece a la serie Sense Títol (subserie Museos). Existe una particularidad en esta propuesta del artista y es que lo que parece metal (la mano izquierda elevada) es pintura, y lo que debería ser, en buena lógica, pintura (el trasfondo del la propuesta pictórica) es fundamentalmente metal (hierro con un tratamiento de oxidación). Asimismo podemos encontrar en la realización del trabajo artístico, la presencia del collage, mediante transferencias con látex que se acomodan en el brazo alzado que manifiesta la pintura. Finalmente, señalaremos que se trata de un juego que conjuga la fuerza de una propuesta brillante de ejecución con una interesante lectura en cuanto a la significación. La izquierda, también la obra Esquerra de Antoni Miró, asoma un bravo horizonte lleno de nieblas, de posibilidades, de fervores, a veces inútiles, de tanteos y de ilusiones. A veces pura morfología, aún pendiente el combate final que coteje los matices pendientes de la historia que nos pertenece por herencia. Y dice, un tanto esperanzado, Salvador Espriu: «Repreníem el somni tenaç/-contra el bou, el serpent, el senglar-/de la nostra difícil bondat,/de la nostra viril dignitat,/de la nostra fidel llibertat.»2 Ahora, el sueño es una herramienta para lograr la libertad. Un poema es como un sueño, a veces no soñado, por el contrario vivido desde la tiniebla del pensamiento amargo. El sueño es como una desazón que no acaba de pasar, ni tampoco de mermar su escozor inexplicable. El sueño, sin embargo, como apunta el poeta Jordi Botella nos hará grandes. Pues la vida de los sueños se articula entre vigilias y facilita la posibilidad de volar, de estar presentes, con un solo salto hacia la nada, en medio del paraíso. Y Espriu, como Antoni Miró, saben de sueños, y también de vigilias, para seguir empujando la rueda de la libertad.
A veces, sin embargo, hay que afilar los clavos, y las uñas de las garras, aunque sólo sea para acudir a la plaza del pueblo donde se realiza la lidia. No vale la equidistancia, ni el paso, en exceso, cuidadoso, cuando en el norte no hay atisbos de esperanza. Esquerra, la obra de Antoni Miró, nos facilita la comprensión desde el cuadro. Una mano fuerte, de hierro teñido, pide permanecer alerta cuando falta el abrigo pertinente, y tan necesario. Esquerra es, quizá, un canto inaudible, pero retumba como lo hace el rayo en del corazón de la tormenta. Esquerra es un símbolo para la disidencia, de tantos como han transitado por la senda compleja del exilio voluntario. Esquerra es un pozo de silencios cuando la voz no sale caballera y no fluye libremente. Obstáculos; ecuménico levantamiento de hombros; fatiga de las olas contra el litoral; papeles mojados antes de tiempo; preludio de canciones en eco, en los periódicos de los acomodados; parsimonia de sílabas agudas que nunca, ya, herirán. Esquerra, del artista Antoni Miró, tal vez sea la invitación formal a la mesa de los legitimados por la osadía de vivir como es debido. Contra la impertinencia del cortejo hiriente, la pertinencia, desde la diversidad, de un solo clamor acordado. En otoño, la melancolía se torna hambre. Quizá. No lo sabemos a ciencia cierta. Hay dudas subalternas. La duda, no obstante alimenta las esperanzas a través del conocimiento, también de la determinación, como lo hace Salvat-Papasseit en estos versos: «Escopiu a la closca/pelada/dels cretins.»3 Y seguramente valga la pena hacer el esfuerzo y ensayar un momento antes de llevar a cabo la acción que se nos encomienda.
Seguramente será necesario e inexcusable para la izquierda, la izquierda ideológica, claro está, herir el viento de los días con canciones como esta de Bertolt Brecht: «Si soys abatidos, / ¿qué restará? / Hambre y lucha, / nieve y viento.../», fragmento del poema que se inscribe en su libro Poemas y canciones, y que lleva por título “En tiempos de la extrema persecución”, situado en la página 116 del poemario. La mano izquierda, la Esquerra de Antoni Miró, cuando se eleva apoyada por el brazo que la sostiene, recrea el vigor que necesitamos para decidir, desde la decencia y la comprensión de las dificultades evidentes, qué camino debemos surcar, gobernados, no obstante, por el rigor y la serenidad a la vez. Seguramente un deber:«Encara heu d’aprendre la força del nombre!/La implacable eficàcia/d’un no/just, compacte i unànime!/Arrenqueu-vos la bena»4, refuerza con sus versos Pere Quart. Antoni Miró ya lo ha hecho, el reforzamiento, desde la pintura, escultura y vida de «Esquerra». Obra singular de un objetivo referente simbólico.
1. Foix, J. V., Antologia poètica, Edicions 62 i «la Caixa», Barcelona 1980, p. 64. (Fragment del poema «M’allegro e canto nella stagion novella», títol bestret del poeta Boccaccio).
2. Espriu, Salvador, Antologia poètica, Edicions 62 i «la Caixa», Barcelona 1984, p. 137. (Fragment del poema VIII de Llibre de Sinera)
3. Salvat-Papasseit, Joan, L’irradiador del port i les gavines, en Poesia, Edicions 62 i «la Caixa», Barcelona 1984, p. 32. (Aquest fragment pertany al poema Marxa nupcial. El poeta assaja, en aquest llibre de referència, una poesia no solament avantguardista, també cenyida als seus interessos pròxims en la mitificació de la realitat afectada de sentimentalisme).
4. Quart, Pere, Circumstàncies, en Poemes escollits, Edicions 62 i «la Caixa», Barcelona 1983, p. 107. (fragment que pertany al poema Poble meu).
Josep Sou