En el paisaje, la cita
La “transvanguardia” italiana, como la “neoexpresión” alemana, incluyen la “cita” entre sus recursos creativos, en aras de incorporar parte de la tradición clásica, incluso también la modernidad (futurismo, pintura metafísica, etc.), en sus propuestas pictóricas. En un trabajo colectivo “Fine delle avanguardie?”, el crítico A. Bonito Oliva, en su estudio “l’Arte nella neo-avanguardia italiana”, 1978, atribuye, en el arte, un profundo estado de desideologización y de rechazo al experimentalismo, con una tendencia evidente hacia la información, muy por encima de los deseos de comunicación. La transvanguardia, finalmente, se inclinará, grosso modo, hacia un arte en perpetuo movimiento en todas direcciones, abriendo la visión egocéntrica imperante entre los pintores de la época. s
En el paisaje pictórico del artista Antoni Miró, en su paisaje humano claro está, los colores fermentan en pasión cuando ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de acudir al rescate de los “sin voz”. El paisaje revierte las evidencias en función poética de muy distinta naturaleza. Son los hombres quienes circulan por las praderas de la vida. Son las situaciones de riesgo inminente aquellas que se unen de manera de polisíndeton insistente. Son las psicologías de las miradas, deseosas de capturar un gramo de complicidad, quienes nos interrogan a través de las pinturas, y que tantas otras veces han ensanchado, por medio de una cabal cita, restos olvidados en el desván de la memoria. El pintor trabaja, ahora sí, con voluntad comunicativa, e incorpora a sus propuestas pellizcos de relatos ajenos para enriquecer, a fuer de ser irónicos, la monumentalidad de unos lienzos que se agrandan con la suma de los ingenios.
Josep Sou