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Vigilants a l’alba

Este cuadro forma parte de la serie “Pinteu Pintura” y constituye un ejercicio singular dentro de la misma, ya que se aleja de las características que son comunes en la mayoría de obras que se integran en ella. Queda patente el interés del artista por construir una escena a partir de fragmentos reconocibles que forman parte de la tradición cultural europea, pero, en este caso, es la arquitectura y no la pintura el campo original del préstamo. Los mezcla, como es propio en esta serie, con otros elementos vinculados a la vida cotidiana.

Narrativamente, el título conduce a identificar al bobby y los remates de las chimeneas de la casa Batlló de Gaudí como los vigilantes. Generalmente, se ha vinculado la apariencia de este tipo de remates, presentes tanto en la cubierta de este edificio como en la de la vecina Pedrera, a la de unos guerreros portadores de casco por su definición antropomórfica y sus características coronaciones. Su organicidad y el recubrimiento vibrante y brillante que otorga el trencadís en este caso los convierte en atractivas presencias escultóricas.

La representación del momento del alba, en el que se encuentran estos vigilantes de dos clases, es claramente metafórica. Todo el fondo del lienzo evoca una bóveda celeste en el instante del amanecer, justo cuando se produce el corte entre el final de la noche y el principio del día. De ahí la presencia de las tijeras, que rasgan con una directriz curva, como corresponde, la parte común a dos porciones: la de la oscuridad que termina, ocupando el vértice izquierdo superior, y la de la claridad creciente del resto que irrumpe bajo ella. El carácter estrellado lo proporcionan unas pinceladas amarillas, blancas y grises sobre el fondo ocre con el que se pinta la base celeste.

El tiempo, como en otras obras de Antoni Miró, se introduce en la composición mediante gestos direccionales e interrumpidos, como el del corte acabado de referir. La luz, con una importancia capital en esta obra, se manifiesta, además de superficialmente, en la representación del cielo, con una decidida linealidad mediante un rayo que atraviesa un hueco existente en la parte superior del conjunto de chimeneas.

Los dos tercios derechos de la imagen están ocupados por el objeto de mayor importancia del conjunto: las chimeneas gaudianas. Los otros tres elementos que se insertan bajo el cielo las complementan. Las figuras del bobby y las tijeras confieren equilibrio visual disponiéndose en el tercio restante a la izquierda. Surge gracias a la línea de corte, a la angulación que deriva de la perspectiva escogida, a la posición del casco y a la inclinación de los trazos, una fuerte diagonalidad, que es contrastada con la del haz luminoso.

Significativamente, la presencia del policía de espaldas implementa el carácter de vigilancia. Este es fácilmente asimilable a los remates gaudianos por la asociación entre cascos. La existencia de las de las tijeras y del rayo de luz dan idea del momento concreto de transición en el que todo se produce, al alba. Para sugerir aún cierto nivel de oscuridad, sobre las chimeneas, se ha realizado un virado hacia azules y violáceos a partir del verde predominante del referente. Las superficies de las mismas se pintan preciosistamente, pero sin caer en la literalidad.

Santiago Pastor Vila

VIGILANTS A L’ALBA, 1989 (Acrílic / llenç, 100 × 100)Serie: Pinteu pinturaAntoni Miro