Viaducte i campanar
Estamos ante la representación actual de una escena urbana típicamente alcoyana, que forma parte de la serie “Costeres i Ponts”. Contiene unas visiones parciales del alzado del viaducto de Canalejas y de la torre campanario y la cúpula de la iglesia de Santa María. Se trata de un encuadre común desde que en 1907 se terminara de ejecutar esta infraestructura, ya que ponía de manifiesto el contraste entre la modernidad de esta pieza y el característico aspecto del casco antiguo de la ciudad.
En la tradición de las vedute, se reconoce en multitud de ocasiones una situación paradójica que deviene del hecho de que el grado de fidelidad a la realidad es enormemente variable según qué zonas o elementos de estos paisajes urbanos se estén representando en cada parte de la imagen que construye el artista. Este es uno de esos casos, puesto que conviven, por ejemplo, las representaciones precisas de algunos elementos de poca importancia que efectivamente existen (unos nidos de golondrina, unas manchas de humedad, un cable colgando...) con deliberadas ausencias de otros (las luminarias, las juntas de la imposta, las canalizaciones bajo la acera...) o con la introducción superpuesta de algunos mensajes a modo de aditamento crítico.
Este recurso, consistente en la selección y alteración interesadas de partes de la imagen que captaría realmente un espectador desde ese punto de vista, puede responder a diversas finalidades. En este caso, hace patente un posicionamiento cargado de ironía por el cual se apela a la interacción entre realidad y ficción, asumiendo, como tantos, como Magritte, que la propia representación del objeto, o de la escena, aquí, está disociada de los referentes en los que se apoya, siendo el artista quien con su peculiar mirada reconfigura intencionadamente un nuevo estado de las cosas de acuerdo con unas determinadas claves.
Compositivamente, se reconocen a primera vista dos ejes principales que ordenan el cuadro y se cruzan en el centro del mismo. El vertical, que se materializa por el conjunto formado por la pila del puente y el campanario de la iglesia de Santa María, se erige con determinación y ligereza, a pesar de la condición pesante de las fábricas de sillería que configuran su aspecto. El horizontal se constituye por la celosía metálica que forma los adintelamientos que salvan los vanos en este viaducto. Esta última alineación divide el plano en una mitad superior, en la que todo vacío entre los edificios es ocupado por el cielo, y otra inferior, en la que este papel se reserva al arbolado. Ese esquema en cruz reproduce en lo esencial la apariencia formal del conjunto.
Sin embargo, en la representación hiperrealista de los principales cuerpos edificados (el puente, la iglesia, las viviendas y el teatro) introduce determinados usos irónicos. Se apuesta por una especie fake (no en balde, la celosía metálica que constituye el dintel es una reinterpretación de la original ejecutada en 1985) que opera en tres sentidos.
De un lado, el pintor da a entender que no puede evitar reservar unas áreas en la parte inferior, supuesta consecuencia de los obstáculos que tiene en primer plano y que le impiden captar esos tramos de fondo. Se aspira así a dotar de verosimilitud al acto de pintar au plein air. Por otro, y de forma más importante, incorpora varios grafitis textuales que amplían la información en torno a dos situaciones. Uno de ellos consiste en dar cuenta del caso de corrupción política producido durante la construcción del Teatro Calderón. Otro, de un alcance distinto, grafía sobre el campanario “calcat com era abans”, advirtiendo que esa torre no es más que una reproducción de la que existía en origen. Finalmente, hay unas referencias al País Valencià. Se hace así, en la actualidad, una crónica de la realidad a través de usos pictóricos tradicionales. En el futuro, todo espectador poco informado podrá conocer que el campanario no es el que fue en principio y que el teatro no estuvo exento de latrocinio. También que, pese a lo que parezca, está ante un cuadro pintado en el estudio del artista.
Santiago Pastor Vila