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Galeries

Esta obra se enmarca en la serie “Costeres i Ponts” y consiste en la representación de una de las galerías existentes en el cementerio de Sant Antoni Abat, en Alcoi, cuyo origen data de finales del siglo XIX, en una fase de mucho crecimiento demográfico. De acuerdo con los criterios higienistas en boga en la época, con los que se pretendía paliar el alto grado de insalubridad que sufría la ciudadanía, especialmente sus clases más bajas como el proletariado residente en las ciudades industriales, esta infraestructura fue emplazada en las afueras de la ciudad, en un área elevada, soleada y expuesta a los vientos dominantes. Dado que ocupa una extensión considerable, y con la pragmática finalidad de ejecutar una gran plataforma nivelada, el proyectista, el ingeniero Enrique Vilaplana Juliá, tuvo que recurrir a la ejecución de unas estructuras de contención de tierras de cierta entidad, sirviendo estas arquerías de contrafuertes de las mismas.

Se trata de una vista perspectiva frontal que da cuenta de la considerable profundidad de este espacio, subterráneo y no excavado, que queda conformado por la repetición, cada un cierto intervalo fijo, de un mismo elemento a lo largo de una directriz recta. El módulo base es una estructura muraria que aloja un vano con forma de arco de medio punto en su parte superior. Entre cada uno de estos elementos y el siguiente se disponen los nichos que alojan los cuerpos de los finados. Las especiales proporciones entre la distancia de separación entre cada uno de ellos, su espesor y el retranqueo del paño que contiene las lápidas que ciegan las tumbas superpuestas, hace que sean solo ellos los que adquieran presencia. Gracias al ritmo de yuxtaposición, se consigue que en este espacio mortuorio no cobre vida más que la superposición de la serie de arcos con la interposición de las periódicas bóvedas transversales que salvan el espacio entre muros.

La figuración propia de las artes decorativas suntuarias que se emplea en las lápidas, que un visitante apreciaría a sus dos laterales, se convierte en invisible mientras que se recorre este ámbito espacial de direccionalidad tan marcada. Junto a estas arquerías, solo habita el cuadro la potente luz de mediodía que penetra desde el lado derecho del lienzo, a través de los huecos de iluminación y ventilación, que se ve acompañada por una de menor entidad proveniente desde el lado opuesto, así como también por la que marca el punto de fuga, al fondo, donde arrancan las escaleras que comunican con el área exterior, a un nivel superior.

Como ocurre en otras obras del autor, el elevado grado de detalle con el que se representan las fabricas, verdaderos elementos principales en este caso, y algunos de los accidentes que les son propios, es compatible con unas determinadas elipsis de elementos que son aditamentos posteriores totalmente accesorios (faroles de iluminación, rejillas de drenaje...) que dificultan la apreciación de los esencial de estos corredores.

El artista pinta elementos que integran fragmentariamente la memoria que tiene de su ciudad y lo hace a modo de homenaje, explicando, entre otras cuestiones, los enormes logros alcanzados en el pasado en su ciudad para con la clase obrera. Vicent Andrés Estellés apuntó a la identificación del artista con ella, cuando dijo “Antoni Miró, un gran valenciano, combativo y combatiente, de las primeras horas, que vive y trabaja, lucha, ejerce, en Alcoy, donde aún se conserva la casa donde se reunió la Primera Internacional”.

Santiago Pastor Vila

GALERIES, 2016 / Alcoi (Acrílic / llenç, 162 × 114)Serie: Sense SèrieSubserie: Costeres i pontsAntoni Miro