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Pont i boira

La subserie “Costeres i Ponts” está dedicada a representar con un alto grado de fidelidad varias de las escenas urbanas de Alcoi, ciudad natal del artista. Todas estas vedute comprenden edificios que son piezas clave en la conformación de la imagen urbana y que, reunidos, condensan lo que vendría a ser un repertorio de memoria compartida por la ciudadanía alcoyana. Varias de las obras que configura Antoni Miró dentro de este conjunto se refieren al conocido como Pont Nou o de Sant Jordi, bien sean visiones parciales de detalle o de conjunto.

El crecimiento urbanístico de la ciudad de Alcoy a lo largo de los dos últimos tercios del siglo XX se pudo llevar a cabo gracias a esta infraestructura inaugurada en 1931, un mes antes de la proclamación de la II República. Su valor patrimonial no se ciñe solo a su gran versatilidad funcional, sino que se debe claramente al hecho de que su ornamentación constituye un bello y singular ejemplo de composición de raigambre art déco.

Se distinguen en ella dos tramos de muy distinta configuración, uno sobre tres pares de bóvedas gemelas de directriz parabólica y otro adintelado, que originalmente iba a ejecutarse sobre un terraplén. El artista se centra en la representación del primer tramo mencionado, que es el realmente característico y se adapta a uno de los modelos oficiales del Estado.

La mitad superior del cuadro se ocupa por un cielo limpio sobre el tablero y la excepcional barandilla diseñada por Eusa. Se pone así en relación la delicada composición ritmada verticalmente del navarro, que se acentúa sobre pilas y claves, con lo etéreo.

La mitad inferior es bien distinta: la estructura portante del puente aparece sobre un valle en niebla, pero antes, en primer plano aparecen una serie de vehículos aparcados. Es contradictoria la aparición límpida del puente sobre la niebla, que oculta todo el ruido visual inducido por el desorden de los bordes urbanos que se acercan al barranco, y su presencia tras unos vehículos.

Parece como si el pintor hubiera querido denunciar la indefectible destrucción de la bella estampa. La apariencia del puente se retrata con un elevado grado de detalle, sin ocultar la pátina ni los efectos del paso del tiempo. Los coches, en cambio, relucen, mostrando unas superficies extraordinariamente brillantes. Esa altanería no les proveerá, en cambio, de tan larga y digna vida como la del puente.

Es precisamente en la vertiente que poseen los edificios y las infraestructuras como depósitos de cultura donde pretende centrarse el artista. El paso del tiempo va decantando las cualidades y solo algunos elementos se integran en el imaginario colectivo. Esta parte del legado cultural convive con las condiciones de la contemporaneidad ofreciendo un contraste a nuestra mirada. El ejercicio de pintar con insistencia los elementos valiosos que permanecen entre nosotros es una forma de rendir tributo a los logros de nuestros antepasados, pero siempre destacando el anclaje en el momento presente.

Santiago Pastor Vila

PONT I BOIRA, 2015 / Pont Sant Jordi, Alcoi (Acrílic / llenç, 114 × 162)Serie: Sense SèrieSubserie: Costeres i pontsAntoni Miro