Nilsa

Esta obra forma parte de la subserie “Suite Havana”. Se emplea este término musical en la designación del conjunto con la finalidad de poner de manifiesto que es una misma tonalidad, la erótica del cuerpo femenino, la que inunda toda una diversidad de piezas.

Pero este significante remite no solo a un determinado ideal de belleza, sino que conduce a otro significado implícito. El pintor queda cautivado por la belleza de las mujeres cubanas y simboliza de algún modo con su representación un aprecio más amplio por Cuba y sus gentes.

A pesar de su condición de explícita, la imagen remite a diversos elementos ausentes. Por ejemplo, no cuesta imaginar la mirada del personaje fijada en un lejano punto del horizonte. Incluso podrían notarse sugeridos algunos avatares vitales de esta mujer, que parece imbuida de un halo de nostalgia o duda, según sugiere la postura. Todo ello es compatible con el encuadre escogido y la presencia del mar Caribe bajo un despejado cielo azul.

Al contrario de lo que ocurre en otras propuestas del artista, las partes de la figura no se delimitan perimetralmente. No se dibujan sus contornos, dejando que sea una masa de color matizada en cuanto a intensidad lumínica la que determine la construcción volumétrica. Estamos, por lo tanto, ante un tratamiento pictórico que se aleja de los usos del dibujo y de la definición de las siluetas de las figuras a partir de los perfiles “afilados y firmísimos”, en palabras de Floriano De Santi, que fueron tan habituales en otros momentos de su carrera.

La tensión de la composición es fruto de la opción por la asimetría y la posición de la mano de la protagonista, que es el elemento con mayor definición formal, en la esquina superior derecha. Las proyecciones de las sombras cualifican los distintos planos de profundidad y contribuyen al reconocimiento de las posiciones relativas de las distintas partes.

Santiago Pastor Vila