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Geleta

Dos temas frecuentes en la trayectoria del artista se funden en este cuadro: erotismo y cultura propia. La fusión tiene la finalidad de complementar el potencial significativo de la obra. El instante culmen del acto sexual se congela para definir la imagen: ese es el núcleo intencional. Pero en ese estado, dos aditamentos se superponen al cuerpo de la mujer protagonista.

Por un lado, con una especie de arco iris (con un número y un orden de franjas distintos a los reales) tiñendo su pelo se alude sinestésicamente al éxtasis que se atraviesa. Y, por otro, con una senyera maquillada sobre el cuerpo objeto de deseo, se refuerzan las preferencias del artista como sujeto deseante.

Puede entenderse la imagen como el resultado de una clara cosificación, o, paradójicamente, también como una afirmación de la liberación sexual femenina si consideramos que es la propia representada quien se reconoce en esas filias y obtiene los réditos del placer, en parte, a causa de ello.

El rostro de Geleta explicita el regocijo y condensa todo el potencial perturbador de la imagen. El carácter fugaz de la escena se consigue gracias al gesto expresivo. Se aparta ahora el artista de la senda del Origen de la vida de Courbet, sacando fuera del plano los órganos sexuales. Lacan, que fue el último propietario privado de esta obra realista, podría, a buen seguro, emitir un juicio al respecto desde la óptica psicoanalista.

Pictóricamente, el fondo en rojos intensos hace destacar en primer plano la carne de la figura, que se ilumina a dos niveles distintos para dotar de profundidad a la representación, táctica que se potencia con las sombras proyectadas.

Las similitudes con una obra muy anterior, La fugida, son palmarias. No existe ahora una interpelación tan explícita hacia el espectador. Este puede mantener ahora su mirada sobre el cuerpo femenino más como un voyeur, gracias al encuadre escogido esta vez. En aras de alcanzar una síntesis expresiva que muestre con contundencia lo esencial, el fondo que queda tras la figura en este caso se ve despojado de toda relevancia.

También podemos conectar en algunos aspectos esta obra con otra más reciente: Senyera. En aquella no se alcanza el nivel de explicitud que existe en esta, manteniendo la composición en el plano de la insinuación erótica. Sin embargo, el artista vuelve a unir los dos temas antes mencionados para potenciarlos sinérgicamente.

Santiago Pastor Vila

GELETA, 2015 / Altea (Acrílic / llenç, 114 × 162)Serie: Sense SèrieSubserie: Suite AlteaAntoni Miro