Juliet

Esta obra forma parte de la subserie “Suite Havana”, suscitada por la mirada a la belleza del cuerpo de la mujer caribeña. Toda ella está imbuida de un erotismo que es tan directo como cálido. Antoni Miró elabora en ocasiones imágenes que conjugan la naturalidad voluptuosa con otros rasgos que denotan algún tipo de crudeza. Esta es un ejemplo de ello.

La modelo aparece recostada y el encuadre se ajusta a su torso, dejando fuera la cabeza, un brazo y la mayor parte de las piernas. Su silueta se recorta sobre un campo ocre, formado como una textura rugosa generada gracias a la aplicación de limaduras de bronce. El color de la piel de esta mestiza se presenta iluminado de forma contrastada. Ese juego de claroscuro permite matizar las geometrías de los volúmenes corpóreos. Los senos y el vientre se muestran en toda su turgencia gracias, precisamente, a ello. Con el brazo y la mano ocurre de forma similar: por efecto de la gradación de matices de la gama de marrones se configura la forma, y no por el dibujo de sus perfiles delimitadores.

La composición se estructura longitudinalmente a lo largo de un eje horizontal, emplazando en la parte central del mismo los elementos que pretende destacar el pintor. Entre, en una parte, los pechos y, en otra, el pubis y la mano, quedan la cicatriz de una cesárea y el ombligo. De este parte un hilo que se alinea con esa directriz horizontal mencionada. Este último elemento podría ser también el rastro de otra intervención quirúrgica, pero parece, en cambio, remitir metafóricamente a la idea de la continuidad de la vida.

Santiago Pastor Vila