El misteri republicà
Este cuadro forma parte de la serie “Pinteu Pintura” y en él se recurre simbólicamente a otros dos muy relevantes en la historia del arte. Principalmente refiere el del surrealista belga Magritte titulado Los misterios del horizonte (1955), de clara influencia en la denominación de esta obra de Miró. También refleja un fragmento del famoso retrato oficial de Carlos III que realizó Mengs hacia 1765. Además, introduce referencias al cubismo de Gris y Picasso. Como es propio en no pocas obras de esta serie, el artista utiliza fragmentos de piezas que son claros referentes en la historia del arte para configurar, a modo de collages pictóricos, mensajes que proceden del análisis de la realidad política del momento.
En este caso concreto, la cuestión se centra en el debate monarquía-república. Como es sabido, el consenso del 78 incluía la decisión de que una monarquía parlamentaria fuera la forma política del Estado. Partidos tradicionalmente republicanos, como es el caso del PSOE, aceptaron esta situación en aras de garantizar una estabilidad aceptada también por las fuerzas de signo contrario. Habiendo transcurrido una década tras el restablecimiento de la democracia en España, y tras el proceso de transformación social que se produjo durante los primeros años de gobierno socialista, hubo sectores críticos dentro de este partido que exigían que se instaurara una tercera república.
Del mismo modo que puede interpretarse el enigmático cuadro de Magritte como si un mismo personaje taciturno se encontrara sopesando una decisión, el artista trata de incidir en este debate interno mediante esta cita. La luna creciente que se superpone a su cabeza en tres momentos diferenciados no existe aquí. Por el contrario, unos breves trazos sueltos conforman un cielo estrellado que se remata por una franja superior constituida por recortes de prensa internacional pintados, insistiendo en que es un tema de actualidad política.
La efigie de Carlos III del retrato neoclásico de Mengs es traída a la escena casi a modo de dibujo y orientando la mirada hacia la izquierda, al contrario que en el original. Representándola mediante unos trazos y tramas en negro que se disponen sobre el azul del fondo, expresa irónicamente que la presencia es discreta ante la disyuntiva que se está considerando. Solo la brillante faja de paño rojo que lleva anudada a la cintura el borbón en la representación del siglo XVIII se manifiesta en todo su esplendor cromático, aunque esta vez sirva para rodear al hombre del sombrero, aludiendo metafóricamente a la idea de sometimiento.
Santiago Pastor Vila
