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A Vietnam la raó ha guanyat (En Vietnam la razón ha ganado)

Esta obra forma parte de la serie “El Dòlar” y constituye un eco de algunos trabajos realizados al final de la década anterior centrados en el problema de la guerra de Vietnam. Es cierto que se trasluce un cierto optimismo derivado del fin de la contienda, pero no lo es menos que la denuncia que erige el artista sigue operativa, puesto que la razón que agota el conflicto no conllevaría definitivamente el fin del liderazgo de la primera potencia, aunque sí lo debilitaría.

No debe obviarse el tono irónico que inunda el título de la obra. Está muy presente la ironía, ese “instrumento dialéctico esencialmente mediterráneo” y tan propio de la estrategia semántica del artista, que, en palabras de Manuel Vicent, “está entre la conciencia y el análisis” y que “da a entender lo contrario de lo que se dice”. La verdadera razón, que no las razones interesadas, está ausente de todo proceso bélico. Solo, tal vez, cabe esperar- la en el momento del armisticio, como es el caso. La derrota estadounidense iba a alterar el orden mundial establecido has- ta entonces, poniendo en jaque la supremacía que habían ostentado los EE. UU. desde la Segunda Guerra Mundial por algo más de una década.

Dejó escrito Aguilera Cerni que la obra de Antoni Miró, “reconociendo su historicidad —su identificación con el propio tiempo y sus tensiones— quiere rectificar el curso de la historia hacia

rumbos positivos mediante la concienciación como antítesis de la alienación”. Por ello, aunque Antoni Miró celebra mediante esta obra el desenlace de la guerra, como fin del horror, la muerte y la devastación, lo hace especialmente incidiendo en su vertiente antiimperialista yankee, aludiendo a la perversión de instalar unas estructuras de dominio económico de la mano de las armas. No se refiere como en otras obras al fin del sufrimiento de la población vietnamita, sino que advierte de la fijación de unas potentes estructuras de control global de nuevo.

Lo general y lo particular comparten protagonismo en esta obra. El retrato de un soldado, como muestra del sufrimiento individual, se combina con la representación de un mundo asediado por la guerra. La superposición se efectúa recurriendo a un régimen de transparencias. La veladura que se aplica sobre el casco incorpora un contenido geográfico que, sin embargo, desaparece en la parte del globo que oculta la cara.

El rango cromático es muy estrecho: una paleta de grises y colores pardos se ve complementada solo puntualmente por algunos toques magentas en la parte superior. Se contextualiza gracias a ello la representación en el referente del foto- periodismo.

Compositivamente, si bien el encuentro entre las dos líneas de fuerza faciales se posiciona en el centro geométrico del lienzo, se acumula la masa en el cuadrante superior izquierdo, lo que contribuye a intensificar la tensión hacia ese lateral que induce la direccionalidad de la mirada del personaje.

La temática de la obra de Antoni Miró durante la década de los setenta fue, como señaló Arnau Puig, “la concreta realidad de la lucha contra la opresión del hombre y el testimonio gráfico del hombre oprimido”; y las razones de dicha opresión solo cabe encontrar- las en el dinero. El artista pretende, y en esta obra se aprecia claramente, que, como defendía Floriano De Santi, no solo sean los significados de la “verdad documental, sino aquellos de la prefiguración angustiosa de los sucesos sobre los que no podemos decidir”. Es decir, al logro del fin de la guerra debe unirse el riesgo de que se continúe, sin capacidad de que se pueda evitar, la batalla en otro plano.

Santiago Pastor Vila

A VIETNAM LA RAÓ HA GUANYAT, 1975 (Acrílic / llenç, 70 × 70)Serie: El DòlarAntoni Miro