A Antoni Miró
Francesc Galí
Pienso que es el resultado plástico lo que hay que alabar en las obras realizadas por Antoni Miró. El resultado más aún que los argumentos que lo construyen, es lo que proclama –en el artista alcoyano– su capacidad interpretadora de la realidad que mediante sus pinturas reconstruye.
Pinturas que en su otra vertiente llaman –no siempre con furor, sí con ironía– su inconformismo. Contestación que expresa reinventando, remodelando, transformando expresiones que en otro momento encontraron, también, otro cliché, definitivo, en la historia: precisamente en aquella que encontró –en su tiempo– eco feliz en la pintura.
Eco que Antoni Miró –en desvirtuarlo– hace su en las obras –pintura y metalográfica– poniendo de relieve una posición mental –posiblemente ética– que acierta a traducir, como ya he dicho, en plástica.
Plasticidad de la que no está ausente –está palpable– su dominio de la composición que le permite hacer y deshacer argumentos pictóricamente.