Anna Szlazak
[...] Antoni Miró es un artista autorreflexivo, pero también parece sentir un gran respeto por el receptor. Una obra que es en apariencia transparente contiene significados ocultos que permiten crear un perverso diálogo con el receptor, impaciente por encontrar significados nuevos y escondidos una vez se encuentra frente al cuadro. Sin embargo, el artista le concede algo más al observador: le permite llegar a sus propias conclusiones. No intenta imponer un mensaje determinado al receptor; lo presenta de una manera bastante clara, pero con un segundo significado escondido de forma sutil. [...]Texto completo