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A Antoni Miró

Joan María Pujals

Antoni Miró, el pintor de Alcoi, es un artista que representa perfectamente bien los nuevos signos de los tiempos. Hoy en día es ya muy evidente que la figuración se renueva y recarga de sentido. A las puertas del 2000, se están dando las condiciones para que, en el campo de las artes plásticas, unos nuevos “realismos” -como lo ha sido, ya desde los sesenta, el arte pop- terminen imponiéndose sobre los “irrealismos”, o las des-figuraciones, que han caracterizado el siglo XX: el cubismo, el surrealismo, la abstracción, el conceptual... el arte, una vez más, se anticipa a lo que posiblemente será una demanda mayoritaria de la gente en un mundo cada día más globalizado: la reconciliación con la realidad física concreta, con los objetos cotidianos, con el entorno más cercano.

De hecho, vivimos una época de transición hacia una nueva realidad (que es a la vez una ultra realidad): la realidad virtual, o llena de posibilidades, que las nuevas tecnologías nos presentan y ensanchan los límites del espacio y el tiempo (que hasta ahora hemos concebido en perspectivas y secuencias lógicas poco dadas a la simultaneidad). Con el cambio de posibilidades materiales, cambia la estética. A finales del siglo XIX, hace cien años, se produjo un fenómeno similar, aunque de signo inverso: las nuevas tecnologías de la época -sobre todo la fotografía- cambiaron el punto de vista artístico, de forma que en las artes plásticas del objetivismo en la reproducción detallada de la realidad externa dio paso al impresionismo, donde más importante que la fidelidad al modelo era la impresión de que el exterior del objeto suscitaba en el interior del sujeto.

Sin identidad no hay personalidad ni posible originalidad. Antoni Miró es un pintor comprometido. En primer lugar, con su identidad cultural -que viene arquetípicamente del barroco, tan presente en la cultura popular valenciana, y termina en el arte pop y en el realismo social. La obra de Antoni Miró -que tiene a menudo un tono grotesco, esperpéntico, satírico- es valenciana al cien por cien. Y no se explica si no es en clave de desmitificación y de denuncia, propósitos que sirve siempre con una gran calidad de dibujo y con una gran brillantez de imágenes.

Esta exposición de Antoni Miró en Barcelona debe servir para dar a conocer mejor la trayectoria de uno de los artistas más significativos de la plástica valenciana contemporánea. Y debe ayudar a situar su nombre en el marco de la actual reivindicación del figurativismo que está llegando con fuerza, también, a nuestra cultura. Miró no niega la realidad; pero pone en evidencia, tanto como puede, sus fallas. Siempre con un buen dominio de la ilustración, recortando bien los perfiles de los objetos y ensamblando a la manera de los dioramas o de los collages, Antoni Miró nos propone una lectura crítica de la realidad por medio de su particular, y a menudo mordaz, realismo.

PROHIBIT PROHIBIR, ANTOLÒGICA 1960-1999

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