Para Antoni Miró
Ovidi Montllor
A Antoni Miró, con todo mi cariño
Ciertamente, quería hacerte un cierto obsequio...
no sé, algo incierto que te diese un recibimiento amable.
Un elefante doméstico y guardián. Una teja románica hablante.
Un alficoz de cuatro metros justos. O bien un pelo de camello.
¡Qué sé yo!
Entonces he echado mano a la veta. Veta de ristra de palabras.
Y he aquí lo que ha sabido salir de la cabeza de un tozudo alcoyano.
Si has venido a Barcelona,
a hacer una exposición,
aprovecha bien el momento e impón la razón.
La tuya, déjate estar.
Dale fuerte. La cabeza bien alta.
Después de tanto esperar,
un esfuerzo es el que hace falta.
Y quienes todo lo saben,
y creen que vienes de lejos,
al verte, encima se cagan,
llorando y apretando el puño.
Y que quede la semilla
y el recuerdo de tu trabajo.
Que de Alcoy es el mejor
Toni Miró. ¡Qué pájaro!
Pareados creados a punta de lápiz azucarado.
Con una Olivetti trompa, y una cuartilla purísima.
Como la virgen de tantos lirios, que de tantos no encuentras ninguno.