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Palabras para exposición de Antoni Miró

Natasha Díaz

Recuerdo la primera vez que escuché hablar de Antoni Miró, fue en el año 2000 cuando presentó en el Centro Wifredo Lam en La Habana, su exposición antológica “Para Cuba”. Tuve la oportunidad de estar allí.

Y quiso el destino que 15 años después, lo encontrara en Madrid, un pintor 15 años más experimentado que el que en La Habana disfruté junto a muchos cubanos. Porque Miró también es un gran amigo de Cuba.

Antoni Miró es un pintor de un hondo sentido humanista.  Es uno de los rasgos principales de su obra.  Pero también es un artista que maneja muchos lenguajes, códigos y técnicas.  Es un excelente dibujante, experto en las técnicas de grabado, escultor, ceramista, pintor, un inagotable creador de imágenes, un versátil artista reconocido dentro y fuera de España.

Uno de sus temas obsesivos y en el que logra uno de sus más altos resultados creativos es el erotismo.  El cuerpo humano es nobleza y bendición terrenal; sin embargo, durante siglos ha despertado las polémicas más angustiosas y a veces inconcebibles, también las más altas dosis de lirismo en poetas, pintores y cineastas.

En ciertos espacios, es símbolo de libertad; en otros, parece encarnar el libertinaje y el demonio. A unos los seduce, a otros los encoleriza.  Ni ahora ni nunca ha dejado de ser manzana de la discordia.

Para Miró, el erotismo es una eficaz forma de autoconocimiento del hombre y en tal sentido lo re-inventa una y otra vez. Un delicado imaginario de la sexualidad, un voluptuoso acercamiento al cuerpo y al sexo, puede rastrearse a través de su prolífera obra.

Pero Antoni Miró es también un intelectual de comprometidas posiciones de izquierda, un permanente denunciador y crítico de las injusticias sociales de la segunda mitad del siglo XX. Es un gran amigo de Cuba y un auténtico admirador de los principios sobre los que se sustenta la Revolución Cubana. Amigo-hermano de Antonio Gades, Miró se acerca a nuestra cultura con el latido de la amistad.

La exposición “Mestizaje”, consta de 27 obras realizadas por Miró cuya inspiración fue la novela El Vuelo del Gato del intelectual cubano, y actualmente asesor del Presidente, Abel Prieto Jiménez. Cada capítulo pone título a una pintura de Miró, cuya musa inspiradora fue Sol Picó, coreógrafa y bailarina alcoiana, interrelacionándose así literatura, pintura y danza en un juego de complicidades y libertad.