Moraima Clavijo
[...] El observador delante de la obra, en actitud inquieta y no contemplativa, porque ver que se convierte en tema de otra obra que lo re-crea, resulta desconcertante y nos sitúa ante muchas interrogantes: qué piensa, por qué ha llegado hasta ahí, cuanto de lo que ve le interesa o le resulta cercano, qué le transmite esa obra, qué contempla de forma aparentemente pasiva. [...]Texto completo