A Antoni Miró
Joan Valls
Antoni Miró, dentro el sugestivo y nuevo plantel de pintores alcoyanos, destaca por su férrea voluntad de creación. Sobre su pintura no es necesario hablar de estilos ni de modalidades más o menos fugaces, porque todo él es sangre y nervio en acción, pincel y espátula fecundísimas. Expresionismo, post-impresionismo? Yo diría que no. El nudo que ahora pinta –más allá de la belleza fijada en cánones estereotipados– tienen la torturada gracia de una subjetivización fuertemente onírica, personalísima, fruto de un juicio artístico que ha meditado y trata de enseñarnos un mundo de mensajes marginales donde el sueño canta en color y trazo y conquista a él originalidades difíciles, pero, al fin, persuasivas.
A Antoni Miró le auguro un camino de descubrimientos porque ha entrado, de lleno, en el misterio de la inspiración auténtica, la que no se vale de esnobismo ni ajenas fulguraciones.