El museo de la imaginación
Jadwiga Najdowa
Es un mundo bello y asombroso el museo de la imaginación de Antoni Miró. Aquí no cuenta el tiempo. Todo sucede ahora: desde la “Mona Lisa” -mujer de sonrisa omnisciente-, hasta el “Guernika” de Picasso, las “Llances Imperials” de Velázquez, las escenas de los jarrones griegos. Y todo exige el compromiso personal del artista. Como por obra de la lámpara mágica aparece en el silencio nocturno del taller un montón de cuadros e imágenes que son más reales que la realidad misma. Peculiar mundo.
No es entonces nada raro que el aura del surrealismo emane de muchas composiciones del artista. La sinestesia de elementos en choque, las citas, las asociaciones sorprendentes, los sobrentendidos precisos. Vano sería buscar aquí el desgreño del barroco, las disonantes del fauvismo. El pensamiento y la mano del artista llevan a situaciones transparentes, a formas de contornos puros, de decidido ductor de líneas y de un colorido puro, con gusto saboreado, inclinándose hacia el monocromismo.
De Miró se puede decir con toda seguridad –no se somete a modas–, es como si hasta él no llegaran las corrientes, las tendencias del arte moderno, seguro palidecen y desaparecen en el resplandor de los rayos del sol de Cataluña. Sería un error deducir de esto que el artista es un típico misántropo. Al contrario, él mantiene relaciones con los centros del arte –aquellos círculos importantes y de menos importancia–. Sus obras están presentes en numerosos museos y galerías del mundo, también en Polonia.
Experimenta sus posibilidades en materias diferentes –desde la pintura, incluida la de gran formato, pasando por formas intermedias, hasta la escultura y la escultura-objeto, sin embargo, lo que parece estar más cerca a su temperamento es la gráfica, tan rica en la diferentes posibilidades de técnica y taller. Sobre todo se manifiesta aquí una incalculable escala de interpretación -acierto de observación, ingenio, fantasía, ironía- asegurándole al arte de Antoni Miró un sitio de honor en el arte contemporáneo.