A Antoni Miró
Eugenia Eiriz
En el año 2004, poco después de fallecer Antonio Gades, Antoni Miró nos comunicó su deseo de realizar una colección de obra gráfica dedicada a su amigo, un poco en la línea que el pintor ya había dedicado al cantautor Ovidi Montllor o al poeta Miquel Martí i Pol. Entonces, reunimos en un CD algunas imágenes de las muchas que tenemos en el Archivo de la Fundación y se las enviamos. Fueron pasando el tiempo y la vida y cuando volví a ver a Toni, unos años después, me dijo que pensaba en ello, que le resultaba difícil, y que quizá era demasiado pronto... porque, al fin y al cabo, este trabajo es el resultado de una ausencia dolorosa, la ausencia de un Amigo.
Cuando la Fundación empezó a trabajar sobre el 75 Aniversario del nacimiento del coreógrafo, llamamos a cuantas instituciones nos pareció podía serles relevante la figura de Gades, a cuantos podían estar interesadas en conmemorar su nacimiento. Pensamos que querrían unirse a celebrar la vida de quien convirtió una de nuestras manifestaciones culturales más emblemáticas en una referencia ineludible en la danza mundial. Para unos el gran renovador de la danza española y el flamenco. Para otros además, referente social en una época y una España que soñaba libertad. Para la mayoría de los que lo conocimos, un ser singular que iluminaba la vida de quienes tuvimos la suerte de estar al resguardo de su sombra.
Volviendo a la historia de esta colección, recuerdo que Toni no me dijo nada al recibir la llamada, tampoco se caracteriza por ser hombre de muchas palabras así que no me extrañó, pero meses más tarde recibí un mensaje para que fuera a conocer el trabajo que había dedicado a Gades en el Mas Sopalmo, esa casa que es su estudio-museo-mundo particular. Lo que allí vi me impacto profundamente. La obra revela las distintas facetas de Antonio Gades, su personalidad, su atractivo, sus enormes cualidades y como no también sus aristas, el ser humano en fin, y aquí que cada uno ponga el adjetivo que quiera o le haya correspondido.
Vientos del Pueblo, o lo que es lo mismo, Antonio Gades visto por Antoni Miró se presentó al público en una de las Salas de Exposiciones del Ayuntamiento de Getafe, ciudad del sur de Madrid que acoge hoy todo el legado artístico de Gades, donde ha podido materializarse su penúltimo sueño y que es la plataforma de todas las acciones que la Fundación impulsa: casa de la Compañía de baile, Archivo del legado tangible y, deseamos que en un futuro no lejano, también sede física de la escuela que trasmita a las nuevas generaciones la filosofía dancística de este creador. Otra vez fue Miró muy generoso con nosotros y nos donó una serie completa de la colección, además de una parte de los beneficios que la venta de cada una de los ejemplares pudiera traer para ayudar en la financiación de nuestras acciones. Impulsó la muestra en diversos lugares tales como la Universidad de Alicante, El Teatro Real de Madrid, Alcoi, Elda, León, Kaliningrado, Seúl, diversas ciudades en Uruguay y Cuba y editó junto a su hijo Ausiàs con el mimo y arte al que nos tienen acostumbrados los preciosos catálogos que acompañan las exposiciones, incluido este que ahora tenemos entre las manos.
A los cubanos no les hace falta excusas para celebrar la vida de aquellos a los que admiran, pero esta exposición en la Galería Orígenes que acompaña la presentación en Cuba de la Compañía Antonio Gades, ha sido motivo perfecto para que una serie de personas e instituciones de uno y otro lado del charco trabajaran juntas en la consecución de un sueño. No puedo nombrar a todas, pero las simbolizo personificando a todas ellas en las instituciones que representan: el CCCICC, el Proyecto Social A Compás Flamenco, las ONG Cultura y Cooperación de Getafe y Mano a Mano de IBERIA y mis compañeros de la Fundación Antonio Gades.
Echando la vista atrás en este 75 Aniversario veo que hay tres acciones destinadas a quedar en el tiempo: la grabación en alta definición y edición en el Teatro Real de Madrid de las tres obras más representativas del coreógrafo, la visita a Cuba de la Compañía Gades por primera vez desde el fallecimiento de Antonio, y por supuesto, el homenaje pictórico de Toni Miró que llevará para siempre el recuerdo de esta amistad, allí donde la obra esté presente.
Y termino, aunque conocí a Toni Miró de la mano de Gades, ha sido su ausencia más bien la que nos ha unido. Encontré en él al amigo que me recuerda a Antonio y, aunque no siempre estemos de acuerdo, nunca olvido que su consejo pueda ser el que Toni hubiera dado a Gades, que él le habría escuchado. También pienso en lo mucho que se han reído juntos... y eso me hace muy feliz.