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Presentación

Enric Casassas

Existe un mundo donde las leyes de la gravitación son diferentes de las que rigen en nuestro mundo cotidiano, un mundo donde las cosas se aguantan por ellas mismas y donde las manzanas no caen. Existe un mundo donde las relaciones son sencillas, donde todos los elementos son esenciales, primordiales, claros, todos en su sitio como corresponde, y nada es accesorio. Existe un mundo donde los pecados del nuestro, donde las crueldades del nuestro, donde las incongruencias del nuestro quedan reducidos a trofeos rasgados, a harapos, a reminiscencias de pasados remotos. Donde los alambiques del alquimista destilan las esencias más limpias. Donde todo es empapado de una luz nueva de una pureza sorprendente y extraña. Donde el orden responde a unas exigencias diferentes.

Es el mundo de Antoni Miró, el comunicador. Querer interpretar la obra de este pintor sólo como un lenguaje sería minimizarlo: Antoni Miró es el creador de un mundo, que emplea este su lenguaje tan extremadamente expresivo, constituido por una diversidad de elementos contrapuestos y acordes, dotados cada uno de ellos de vida propia, para describir, mejor, para construir este mundo; de hecho, un mundo refringente y duro como el cristal, establecido sobre posiciones beligerantes, un mundo donde nada es gratuito, un mundo con un objetivo definido de denuncia y combate, de afirmación y reivindicación. El lema mismo, pinteu pintura! (¡pintad pintura!), es un clamor en este sentido, un clamor de los condenados de la tierra, de aquellos que sin complejos quieren hacer lo que saben que hay que hacer. El pintor ve con ojo amoroso, entre de hermano mayor y de cirujano, la condición de los vencidos, comprende el peso de la opresión encima de cada uno de los vencidos, encima de la colectividad de los vencidos, y los exhorta a sobrevivir por la acción: pinteu pintura! (¡pintad pintura!)

Pocos artistas expresan con tanta claridad como Antoni Miró, el comunicador, sus preocupaciones sobre la condición del hombre, sobre el destino individual del hombre y el de la nación a la que pertenece, el uno y la otra objeto de extorsión; pocos saben cómo Antoni Miró combinar con los signos de hoy los signos que nos han llegado del pasado para describir las violencias de las situaciones presentes —o la poesía de momentos fugaces del presente que son así eternizados— con una intención tan directa de incidir en el camino hacia el futuro.

Por este conjunto de circunstancias que concurren en la obra de Antoni Miró, para esta posición de esperanza inconmovible, insensible a la caducidad de las modas, por este carácter de su obra que nunca es contemplativa y suficiente sino siempre activa e inductora a la acción, por todo ello, aparte de por las razones pictóricas intrínsecas que hacen de Miró uno de los maestros más sólidos de las artes plásticas de hoy, que la Universidad Catalana de Verano se honra y se complace en presentar esta exposición.

ANTONI MIRÓ UNA DÈCADA DE PINTEU PINTURA

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