Tardoral
Elisabeth Orri
A Antoni Miró
Silencio y paz benigna
sólo turbada por Beethoven
afuera llueve, todo es verde, vivo,
el olor de leña quemada
me llena los pulmones, ¡qué deleite!
Qué dulce bienaventuranza
se diría que somos antaño
cuando la técnica no existía,
la gente amable, tranquila,
angustia, ¿y eso qué es?
aquí no existe,
estoy sosegada, en paz,
¿Estamos en una isla desierta?
¿En un bosque del Pirineo?
En una masía, arriba en la cumbre,
en el Sopalmo, un paraíso
al sur de nuestra tierra
Alcoy, donde la gente es noble,
¡donde respiras en catalán!
más que amigos somos hermanos
y un día gritaremos al viento:
¡Aleluya, Todos somos Catalanes!