Aproximación a la obra de Antoni Miró
Carles Pujades Ferri
Cada uno elige afrontar su profesión de una manera determinada entre la diversidad de formas que existen. En el mundo del arte esta idea es aún más potente, pues podríamos llegar a decir que no hay dos artistas iguales, cada artista elige un mensaje, una técnica y una expresión diferente. Ahora bien, a mí me gustaría diferenciar dos grandes grupos de artistas plásticos, por un lado están aquellos autores que optan por hacer de su poder creador imágenes que militan por una causa justa, con nuevas obras y nuevos materiales visuales a los que nuestra mirada no posee ningún referente anterior y que por eso incitan a hacer reflexiones en la mente del espectador. Por otro lado, hay otro grupo de autores que se dedican únicamente a ilustrar lo que llena el hambre artística de un público que no pide fuertes contenidos, más bien busca un arte plano, vacío y sin carga conceptual, no relacionado muy estrechamente con el creador y hecho, generalmente, para aquellos que se contentan con un sorprendente paisaje o con una escena que plasme un bonito instante de la vida cotidiana del hombre o lo que en definitiva termina cumpliendo la necesidad estética de belleza.
No juzgo al público, cada persona debe tener libertad para contemplar lo que le plazca. Pero si me gustaría exponer el valor que cae sobre la persona que dirige su actividad artística a elaborar todo un discurso que repercutirá en la opinión pública, ayudando a construir juntos un discurso colectivo para una finalidad encaminada a resolver un conflicto determinado. El papel del artista deviene significativo, arrincona la doctrina del ‘art pour l’art’, y empuje hacia arriba aquellas voces débiles o asuntos incómodos soslayados por la sociedad.
Pues bien, Antoni Miró se encuentra dentro de este grupo de artistas plásticos comprometidos para trabajar temas vinculados a nuestra actualidad; las escenas de Miró son siempre una vía particular dentro del realismo social, él actúa como trabajador de un arte comprometido con el pueblo y el tiempo que nos ha tocado vivir. El conjunto de su obra nos conduce a identificar un estilo cercano en muchos aspectos al Pop Art. Podemos deducir este estilo elegido por el artista para cada momento histórico influye en el arte. Su obra producida hasta el día de hoy, entra a formar parte del arte nutrido por los medios de masas, que han alcanzado mayor vigor cincuenta años después del nacimiento del movimiento Pop Art a mediados del siglo XX, y la influencia que ejercer sobre él.
Antoni Miró se siente libre dentro de lo posible, no permite que nada oprima su expresión. Él es consciente de que estamos en las manos de ‘psicópatas’ que mandan en el mundo, que difunden la incultura y por ello las imágenes de Miró incomodan a los sectores menos liberales de la sociedad. Hay muchas maneras de oprimir, desgraciadamente las más sibilinas no se ven mucho, pero están ahí, y por eso el arte de Miró interpreta y filtra los hechos históricos aportando una mirada crítica.
La presente exposición sobre el amigo de Antoni Miró, muestra una colección de trabajos plásticos donde aparece Ovidi Montllor homenajeado, por ser el gran hombre que fue y por la huella cultural que dejó con su carrera artística. Ovidi, en cierto modo, fue apartado para manifestar una ideología de acuerdo con el discurso que se manifiesta por ejemplo en los ensayos de Fuster. Es aquí donde reside la importancia de esta muestra, en la intención; para Antoni Miró, es imprescindible mantener la memoria viva de aquellas personas que, como Ovidi, enriquecieron culturalmente un pueblo atacado con políticas que la estaban despreciando y es esto mismo lo que me parece más loable en un artista, como digo, que aproveche de su propia obra para cargarla de contenido potente, de personajes y asuntos que otros obvian y marginan.
Las formas, los personajes, y los colores vivos y saturados en las pinturas de Miró tienen la virtud de llamar la atención del público y de hacerlo como sostén de la cultura, que hoy todavía más, siempre sale mal parada y paga, junto al pueblo, las culpas de estafadores y ladrones. Esta manera de destacar mediante su estilo tiene un segundo trasfondo que consiste en la esperanza de la llegada de un cambio para que todo mejore.
Con la muestra de Ovidi Montllor, realizada por Antoni Miró, los conceptos del filósofo Walter Benjamin, que trató ampliamente la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica, invitan a debatir la repercusión del valor de exhibición que hay en este conjunto de piezas que han sido elegidas. Si bien los métodos de reproducción técnica de la obra de arte permiten el crecimiento del desplazamiento de las imágenes, haciéndolas llegar donde sea necesario, la magia y el aura de la figura de Ovidi no pierden protagonismo ni razón.