A Antoni Miró

Antoni Revert

Antoni Miró es una muestra valiente de la joven escuela de pintura alcoyana. Alcoy, actualmente, cuenta con un brote de pintores que de seguro deben abrirse camino en la pintura. Entre ellos destaca la impetuosidad belicosa y fogosidad de Antoni Miró, un pintor existencial que aborda su temática con denuncia efectiva, dando el rostro y el rollo a una sociedad burguesa que le huye, que su pintura se le indigesta, que su desgarro lo saca de quicio.

Si sólo fuera por esto, Antoni Miró ya hubiera alcanzado un objetivo: perseguir al espectador, ponerle el índice de su pincel al nudo cebado de los problemas actuales. Pero no, Antoni Miró, además de esta sustancia, posee una forma especial para arreglarla. Tiene un vigor de toro ibérico que toma y se encara por el cuadro hasta hacerlo reventar y removernos en nuestras casillas y no tuvo más remedio que fijarnos, ponernos en guardia, que un joven, con pincel, paleta y pelo tiene ideas largas, cosas que decirnos hasta tal extremo que su prédica es capaz de hacernos saltar y romper en gozo laudable o en controversia execrable. Todo, como digo, dentro una preceptiva nueva, hecha de afanes y estudios, fruto de una vocación cósmica lograda con despertares y sinsabores.

Antoni Miró es un artista actual y, con él, van dosis de rabiosa sinceridad, de acusada denuncia, de ausencia de cánones, de eclosión triunfante de colores y formas de ingenuidad aquilatada, huérfana de esnobismo y comercializaciones, delgada, fina, sutil, como corresponde a un chico inquieto de esta generación.

Ponga atención a su avasalladora obra, que si no, ella lo hará de por sí, derrumbará nuestra indiferencia y saldrá adelante, porque va emborrachada por los soplos históricos del momento.

No lo olvidemos.