El cartel, documentos y testimonios
Gonçal Castelló
Reclamar la atención de la gente por medio del cartel se remonta a los relieves mesopotámicos de las civilizaciones asiria-sumeria, utilizados por los mercaderes y comerciantes con el ánimo de atraer la atención sobre sus asuntos.
Después, los griegos y los romanos hicieron en tablillas de cera los anuncios oficiales de espectáculos o de mercaderías.
En la edad media y en nuestro ámbito cultural, las formas escritas de advertencias a la población eran bastante rudimentarias, solamente los nobles caballeros hacían las «letras de batalla» que dirigían a sus enemigos y que clavaban en la puerta de las iglesias; para el pueblo llano, analfabeto, las prevenciones, edictos y consejos dirigían por medio de un nuncio o pregonero, el cual pasaba por las calles y plazas de las ciudades y villas haciendo la llamada o aviso iniciado con esta fórmula: «Ara ojats...». El pueblo se reunía a su alrededor para escuchar la nueva o la amenaza del momento.
Ya en época moderna los anuncios son una hoja manuscrita dibujada e impresa, es un mitin plástico de comunicación de masas pegados por las paredes que debe responder a las condiciones de simplicidad de forma sugestiva y con originalidad que lo haga bastante atractivo al hombre de la calle al que va dirigido. Deben ser carteles directos, esquemáticos a veces, gráficos expresivos de una morfología clara y de una sintaxis simple y bien articulada.
La muestra que hoy presenta Antoni Miró son documentos o testigos de unos tiempos y de una sociedad que, después de cumplir su utilidad práctica de anunciar el objeto inmediato, o expresar la protesta contra la injusticia o las reivindicaciones nacionales o políticas de cada momento (y que son ya muchos años), pasado un tiempo se convierten en testigos estéticos del arte plástico de nuestros días.
Antoni Miró, arraigado profundamente en su País Valenciano, es el continuador de una larga técnica en el arte de expresar con el dibujo los gritos de un pueblo, el nuestro, por un combate político, por una renovación social de liberación nacional que tiene un alto valor comunicativo con la incorporación de nuevas técnicas gráficas y la utilización de unos medios impresos que permiten una seriación del original.
Antoni Miró es un artista todavía joven, pero uno de los mejores del país y también del extranjero. Esperamos de él una larga y fructífera obra que nos llenará de orgullo legítimo a sus conciudadanos.