Matilde Romagosa
[...] La fuerza que impactó en la estancia fue tal, que ni la luz del atardecer lograba restituirle la placidez habitual.[...]Texto completo
[...] La fuerza que impactó en la estancia fue tal, que ni la luz del atardecer lograba restituirle la placidez habitual.[...]Texto completo