Veinticinco abril setecientos siete
Marc Granell
(A Antoni Miró)
_Cada batalla tiene que tener sus muertos.
Su esperanza.
La derrota.
Después las tumbas levantarán concilios
en la niebla nudosa de un silencio pintado
de patrullas grises en la paz purísima
del estercolero invicto contra la luz.
Cada muerte tenía fusiles futuros en la mirada.